Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

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destrucción. Los hombres tenían que construir lugares de resi­
dencia para ellos mismos y erigir templos a los dioses. Se m en­
ciona en este mito la creación de los hombres, a los que se da el
nombre de los «de cabezas negras», de la exuberante vegeta­
ción y de los animales cuadrúpedos) se habla también del ori­
gen divino de la dignidad real. Los hombres debían tener
siempre presente esto último. Finalmente, se menciona la fu n ­
dación de las cinco primeras ciudades de Mesopotamia: Eridu,
Badtibira, Larak, Sippar y Shuruppak. A cada una de estas
ciudades le fu e asignada una deidad protectora. Hay luego una
laguna en el texto, donde probablemente se explicaban los
motivos por los que decidiéronlos dioses destruir a la humani­
dad mediante el diluvio. A continuación se describe como al­
gunos de los dioses no se mostraron de acuerdo con esta cruel
decisión. Viene entonces la presentación de Ziusüdra como un
hombre piadoso que en su amurallada residencia escucha la
voz de un dios\ advirtiéndole del peligro que amenaza ala hu­
manidad y exhprtándole a construir un barco. Tras una nueva
laguna el textú continúa con la descripción del diluvio: se de­
sencadenó dutante siete días con sus noches (el diluvio acadio
duró seis días siete noches, y él bíblico cuarenta días). Final­
mente se mostró el dios del sol, Utu, al que Ziusudra ofreció
sacrificios. Tras una nueva laguna, la parte fin a l nos informa
que Ziusudra fu e admitido entre los dioses; quienes le otorga­
ron la inmortalidad, enviándole a Tilmün.


La epopeya de Gilgamesh

Entre las obras épicas que nos cautivan por su dinamismo
formal y por suj contenido, el poema de Gilgamesh, el héroe le­
gendario, rey de la ciudad de Uruk, merece el primer puesto.
De los seis poemas sumerios que se conocen, cuyo tema son las
acciones de este héroe, cinco están incluidos en la versión canó­
nica acadia de la epopeya de Gilgamesh (de la época neoasiria),
aunque con diversas modificaciones, resultantes de las nuevas
circunstancias.
En la leyenda sumeria sobre el diluvio que hemos menciona­
do anteriormente, en la que se inspiró más tarde el canto XI de
esta versión canónica de la epopeya, no aparece el nombre de
Gilgamesh. Otro poema sumerio habla de «Gilgamesh y el País
de los Vivos», cuyo tema principal es el miedo de los héroes an­
te la muerte, poniendo de relieve su deseo de inmortalidad.
Impulsado por este miedo, Gilgamesh resolvió ir al «País de los
Vivos» (en el fragmento acadio encontrado en N eribtum —hoy
Ishtshali— se habla del Líbano y de Hermón), para talar allí los
cedros y llevárselos a Uruk. Con la ayuda de Utu, el dios del
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