Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

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sol, que cuidaba del bosque de cedros, y acompañado por su
fiel servidor Enkidu, consiguió dar muerte a Huwawa, el
terrible monstruo guardián del País de los Cedros, y presentar
su cadáver como ofrenda al dios Enlil. Existe otro poema sume­
rio, «Gilgamesh y el Toro celeste», del que sólo se han conser­
vado fragmentos y que no ha sido editado aun. Se describe
aquí la ira de la diosa Inanna, cuyos presentes, junto con su
declaración de amor, fueron rechazados por Gilgamesh. Con la
aprobación de An, Inanna envió a Uruk al Toro celeste, para
vengarse del héroe destruyendo la ciudad de éste. Del final de
este poema sólo sabemos algo por el canto VI de la versión ca­
nónica acadia, en la que se describe cómo el Toto asoló primero
la ciudad y fue luego muerto por Gilgamesh y Enkidu.
El poema sumerio del ciclo de Gilgamesh, conocido como
«Exequias de Enkidu», resulta notable por la descripción que
en él se hace de los ritos funerarios sumerios: juntó a Enkidu
fueron enterrados los miembros de su familia y sus servidores.
Nos encontramos, al parecer, con sacrificios humanos, Ib que
está confirmado por los hallazgos de la necrópolis real de Ur
(véase cap. IV). Se mencionan también en el poema las ofren­
das destinadas por Gilgamesh a los dioses, principalmente a los
de ios Infiernos.
En el poema titulado hoy «Gilgamesh y el sauce» se narra la
historia de un sauce que crecía a la orilla del Eufrates. Atacado
por los vientos del sur, el Eufrates lo cubrió con sus aguas, sien­
do salvado por lá diosa Inanna. Esta diosa plantó más tarde el
sauce en su jardín de Ürnk, para que le hicieran de su madera
un trono y un lecho. Cuando quiso talar el árbol, descubrió
que entre sus raíces tenía su nido una serpiente, en sus ramas
había establecido su morada el demonio femenino Lilith y el
Pájaro-Imdugud había anidado en la copa con sus crías. Gilga­
mesh ayudó a la diosa. Dio muerte a la serpiente y alejó a los
otros moradores del árbol. Pero no fabricó para la diosa ni tro­
no ni lecho, sino tan sólo un tambor y un palillo de tambor,
que fueron sumidos en los Infiernos.
B1 último poema del ciclo, «Gilgamesh y Agga de Kish», no
está incluido en la versión canónica acadia. Describe la guerra
entre ambos soberanos y contiene algunas indicaciones sobre la
estructura social de aquella época aún semilegendaria: la
asamblea de los ancianos de la ciudad de Uruk discute sobre
una declaración de guerra, pronunciándose en contra de ésta,
mientras que la «asamblea de los hombres capaces de llevar ar­
mas» aprueba los planes guerreros de Gilgamesh.
La epopeya de Gilgamesh es una fiel expresión de la cultura
de Mesopotamia y es la más importante creación literaria de es­
ta cultura. Se cuenta entre las mejores obras de la literatura
universal y es la más antigua de todas ellas. De ella existen hoy
numerosas traducciones en distintas lenguas. La mayor áporta-

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