Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

contramos el tema de Prometeo: la búsqueda de la «hierba de
la fertilidad» para la esposa de Etana, que quería darle a éste el
hijo deseado.


Etana pidió ayuda a Shamash, el dios del sol. Este le aconse­
jó que rogara al águila, que era la única capaz de hacerlo, que
recogiera la hierba de la fertilidad del lugar del cielo en que
crecía. El águila fu e atacada por una serpiente y arrojada por
ésta a un foso, porque se había comido a sus crías. Etana salvó
al águila, que, para mostrarle su agradecimiento, le llevó hasta
el cielo sobre sus alas para que así consiguiera la hierba de la
fertilidad y las enseñas del poder sobre el mundo. — La tablilla
está deteriorada en su parte final, por lo que no podemos saber
cómo termina el vuelo sobre las alas del águila.


Lo que en el mito de Etana llama especialmente la atención
es la aspiración y el deseo de los hombres de entonces a domi­
nar las leyes de la naturaleza. Etana quería subir hasta el cielo.
Intentó realizar su propósito sirviéndose de lás alas del águila,
de distinta forma a como más tarde lo intentaron los héroes
griegos Dédalo e Icaro (véase lámina I). La descripción que se
hace de la perspectiva de la tierra, vista desde distintas alturas,
resulta sorprendentemente fiel. Y sorprende más aún si se
piensa que los mesopotámicos no tenían ninguna posibilidad
de observar su país desde gran altura. Los únicos lugares eleva­
dos eran las plataformas superiores de los zigurats, accesibles
solamente a los altos dignatarios sacerdotales. Él mito de Etana
describe así esta perspectiva a vista de pájaro:

Cuando hubo dado con ella la primera vuelta por el cielo,
le habló a Etana su águila con estas palabras:
«.Mira, compañero mío, cómo se ve la tierra,
mira el mar, junto a las murallas de Ekur.»
La tierra parecía una simple montaña,
el mar se transformaba en el curso de un río.

Cuando hubo dado con ella la segunda vuelta por el cielo,
le habló a Etana su águila con estas palabras:
«Mira, compañero mío, cómo se ve la tierra.»
La tierra parecía una pequeña plantación de árboles.

Cuando hubo dado con ella la tercera vuelta por el cielo,
Le habló a Etana su águila con estas palabras:
«Mira, compañero mío, cómo se ve el mar. » \
El mar se transformaba en el canal de un jardín.
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