creación de la escritura cuneiforme, que es con mucho el mayor
don hecho por Mesopotamia a la cultura humana. Estas exi
gencias motivaron también que se estableciesen pesos y medi
das fijos, la invención del calendario y los comienzos de la
astronomía. De este modo, en esta región fue formándose, len
ta y trabajosamente, una de las más antiguas civilizaciones de
la humanidad (véase cap. XV).
Inclemencias de la naturaleza en Mesopotamia
Mesopotamia poseía, por un lado, extensos campos fértiles
que gracias al esfuerzo de los trabajadores y a las favorables
condiciones naturales proporcionaban abundantes cosechas;
por otro lado, carecía de importantes materias primas, tales co
mo madera, piedra y metales. La madera que proporcionaban
los bosquecillos de palmeras no constituía un material ade
cuado para la construcción y era preciso por tanto importarla de
países lejanos. Otro tanto sucedía con la piedra, los metales y
las piedras preciosas. No siempre era posible conseguir estos
productos mediante pacíficos intercambios o compras. A veces
era necesario obtenerlos mediante asaltos y campañas guerre
ras.
Finalmente, volvemos de nuevo al tema del agua, ese ele
mento que hemos considerado como base en la formación del
bienestar del país. El agua podía ser igualmente un cruel ene
migo si no era dominada por las fuerzas humanas. Las inunda
ciones, que tenían lugar principalmente en las épocas en que
las aguas del Golfo Pérsico eran arrastradas hacia tierra firme
por los impetuosos vientos, momento en el que subía el nivel
de las aguas embalsadas del Tigris y el Eufrates, podían oca
sionar tremendas catástrofes. El recuerdo de una de estas inun
daciones extremadamente violenta se grabó tan profundamen
te en la memoria de aquéllos que sobrevivieron a sus efectos
que, transmitido oralmente a generaciones posteriores y trasla
dado a la literatura en la leyenda del diluvio * (dentro del marco
de la famosa epopeya de Gilgamesh), ha quedado eternizado.
Fue un modelo, anterior en más de un milenio, del conocido
relato bíblico (véase cap. XVI). Pero hasta ahora no ha podido
atestiguarse mediante hallazgos arqueológicos que toda Babi
lonia se hubiera visto afectada por una catástrofe de tal magni
tud. Hasta este momento sólo en un lugar de Babilonia, en la
sumeria ciudad de Ur, ha sido encontrado un estrato cuya for
mación tiene que haber sido originada por grandes depósitos
aluviales, de forma que el estrato inferior del asentamiento an
terior (de la época que precedió a esta inundación), quedó re
cubierto por estas sedimentaciones. De este hecho podemos
concluir que en Babilonia las inundaciones tenían verdadera