excavaciones se comprobó sin lugar a dudas lo acertado de la
opinión que G. Dossin había expresado 18 años antes, basán
dose en los documentos del archivo de palacio de Mari (cf. Pro-
ceedings of the International Congress of Orienialists at
Cambridge 23, 1954, publ. 1957, pág. 122 y s.)26. A esta cam
paña siguieron las de los años 1973 y 1974, tras las cuales se co
menzó ya a construir la presa.
La situación geográfica de Emar, en el extremo sur del Eufra
tes, le confería su importancia como puerto fluvial y lugar de
transbordo de las mercancías que llegaban al interior del país
desde la costa mediterránea y que debían ser transportadas en
barco hacia Mari o más al interior aún, y viceversa. En las cartas
de Mari se hace frecuente mención de esta ciudad: se la cita por
primera vez cuando Yakhdunlim (comienzos del siglo XVIII a.
de C.) conquistó Emar, que su hijo Zimrilim perdió más tarde
ante Yamkhad (la región de los alrededores de Halap-Aleppo).
Zimrilim se quejó incluso de que Yarimlim no permitiera a los
barcos cargados de cereal viajar de Emar hacia Mari. Pero la
correspondencia de Mari atestigua igualmente relaciones co
merciales normales. Emar es mencionada también en los textos
de Álalakh (siglo XV), de Ugarit (siglos XlVy,Xlll)27e incluso en
un documente» procedente de Egipto (en este último, como
ciudad conquistada). Las excavaciones han confirmado tam
bién el dominio hitita sobre Emar en los siglos XIV y XUI28.
Como ya se ha menciona¡do, la duración de las excavaciones
en Emar estabk condicionada por el comienzo de los trabajos
de construcción de la presa. Jean Magueron sólo pudo efectuar
cuatro campañas que, sin embargo, y a pesar de la limitación
temporal, han dado una idea clara de la cultura material y espi
ritual de Emari Sobre esta culuura material dice el mismo Ma-
gueron: «... une gigancesque entreprise impérialiste voulue et
mise en oeuvre par une puissance désireuse d ’affirmer sa forcé
avec éclat». En el campo de la cultura espiritual, las excava
ciones de Emar han sacado a la luz más de 500 tablillas de ar
26 No obstante, la! mayor parre de los asiriólogos no adoptaron este punto de
vista: Sidney Smirh buscó Emaren el valle del Oróntes (basándose en su in
terpretación de la inscripción de la estatua de Idrimi, el rey de Alalakh); A.
L. Oppenheim estuvo mucho más cerca de la verdadera solución, al situar a
Emar en la región del Eufrates (cf. 'The Interpíetations of Dreams in the An-
cient Near East; 1956); y A. Goetze, basándose en la correspondencia de
Mari, supuso a Emar-situada en la región comprendida entre Karkemish y
Meskené (Bullet. of the Amer. Schools of Orient. Research, 147, 1957, págs.
22-27).
27 Su número es bastante reducido; en un documento de Ugarir se habla de un
viaje comercial a Emar.
28 Se han encontrado el fragmento de un texto hitita (KUB 3, 79, 77) e impre
siones de sellos hititas de unas 23 personas distintas, que atestiguan la
soberanía hitita! en Emar.