Tras Layard, encontramos de nuevo a excavadores franceses
“n acción. V. Place siguió adelante con los descubrimientos de
Bottá en Khorsabad y F. Fresnel en Babilonia,, si.bien este últi
mo no alcanzó tanto éxito. Tuvieron también la desgracia de
^ue se hundiera el barco en el que habían cargado sus hallaz
gos, perdiéndose en las aguas del Tigris todos esos valiosos ob
jetos, con excepción de un coloso con figura de toro con cabeza
humana y de un demonio alado. Pero con estas excavaciones en
la antigua residencia asiria de Dur Sharrukin no se desvelaron,
ni mucho menos, todos los secretos. Hace sólo dos decenios, la
expedición del Instituto Orientalista de Chicago realizó aquí
grandes hallazgos. Junto a numerosos documentos de la cultu
ra material de Asiria, encontraron una tablilla de extraordina
rio valor para la investigación de la historia de Mesopotamia: la
llamada «lista de reyes de Khorsabad».
Volvamos de nuevo a Nínive donde realizaron sus investiga
ciones primero Botta y más tarde Layard. El año 1853, el inves
tigador inglés H. Rassam, hizo u n descubrimiento verdadera^
mente sensacional. Encontró los salones del palacio de Asurba
nipal, devastados por el fuego, cuyos muros estaban ricamente
adornados con relieves (véase lám. XVI a y b). El hallazgo más
importante consistió en miles de tablillas de barro, de la famo
sa, biblioteca de Asurbanipal, que contenían una gran parte de
la literatura de Mesopotamia (véase cap. XV). Tras Rassam,
continuó investigando én Nínive, George Smith que, como
grabador del British Museum, se interesaba por las antigüeda
des de Mesopotamia y que había estudiado la escritura cu
neiforme en forma autodidacta. Descubrió en Nínive los frag
mentos de la famosa epopeya de Gilgamesh, éntre los que des
taca el que contiene una parte de la leyenda del diluvio (véase
cap. XVI). Encontró también vocabularios sumerio-acadios y
algunos fragmentos de las leyes de Hammurabi, entre otras co
sas.
¿JEl interés de los primeros arqueólogos se centró predomi
nantemente en las localidades asirías. Esto nos permite
comprender por qué esta nueva rama del orientalismo recibió
;él nombre de asiriología. El material hallado y examinado
¡hifteía referencia sobre todo al pasado de Asiria. Acceder a estos
testimonios resultaba aquí más fácil que en otras regiones de
^Mesopotamia, donde, para poder realizar algún descubrimien-
sto$ eran necesarios métodos arqueológicos más perfeccionados.'
EL INTERES DELOS ARQUEOLOGOS POR SUMER
|?Ea investigación arqueológica del centro y dfel sur de Meso-
p& mia comenzó mucho más tarde y tam bién; esta zona iba a
aTecér un rico botín a los investigadores. Pero tener éxito