Kish (hoy Tell Okheimir), una de las más antiguas ciudades
sumerias, atrajo más a los artistas que a los arqueólogos, debi
do al romántico aspecto de sus ruinas. Ya a principios del siglo
pasado las pintó el inglés R. Ker Porter. Hasta 1912 no se llevó
a cabo una investigación arqueológica: de Kish, emprendida
por H. de Genouillac. Tras la primera guerra mundial excavó
una expedición angloamericana, dirigida por los arqueólogos
St. Langdon, E. Mackay y L. Ch. Watelin. Entre las más anti
guas ciudades sumerias se encuentran también Shuruppak (en
la actualidad Fara) y, ante todo, Eridu (hoy Abu Shahrein). El
descubridor de Shuruppak, la ciudad natal de Ziusudra, el hé
roe de la leyenda del diluvio, fue el arqueólogo alemán R. Kol-
dewey, que encontró tablillas de arcilla y sellos cilindricos escri
tos todavía con caracteres pictográficos. Tras la Primera Guerra
Mundial, la expedición de la Universidad de Pensilvania halló
también en Shuruppak restos de viviendas prehistóricas. Eridu
es, de las ciudades sumerias que se conocen, la que está situada
más al sur. La investigación de ésta se vio extraordinariamente
dificultada por las poco favorables condiciones climatológicas
de esta región y principalmente por la escasez de agua. En estos
últimos años trabajan allí arqueólogos iraquís, dirigidos por
Fuad Safar. Han descubierto no sólo importantes monumentos
de la época de la III dinastía de Ur , como el templo con el zigu-
rat, sino catorce estratos prehistóricos. El asentamiento más an
tiguó dé esta localidad se sitúa en la primera mitad del cuarto
milenio. Eridu puede por tanto ser considerada como la más
. antigua ciudad sumeria y como tal se la menciona también en
los documentos cuneiformes (véase cap. III).
L Otra ciudad del sur de Mesopotamia que merece también es-
: pedal atención es Uruk, la Erek de la Biblia, patria del legen
dario cazador Nemrod.
- En el año 1849 el investigador inglés W. K. Loftus descubrió
en ella un muro revestido con mosaicos. Debido a su insalubre
Relima, Loftus tuvo que abandonar pronto esta región. Sólo
taños antes de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad Oriental
^Alemana prosiguió sus interrumpidas investigaciones. Bajo la
Smrección del famoso arqueólogo H. Lénzen han continuado
Ihasta ñuestros días su trabajo, que abandonaron durante la Se
g u i d a Guerra Mundial. Se conocen todos los estratos de Uruk
^Mstá-la época de los persas y los seleúcidas. De alrededor del
3-000 sé han conservado los restos del templo sagrado y su
H ^ n t o , con un zigurat cuya superficie medía 56 x 50 m. y en
plataforma estaba situado un santuario que databa pro-
i ll ib lémente de la época deJemdet-Nasr. Se descubrió también
K ||e m p Ío de Eanna, consagrado al culto de Inanna, la diosa su-
H n||íiadelam or (la diosa acadiá Ishtar), y en cuya construcción
M glrabajó durante dos milenios. En sus cercanías se ha en
g o r a d o ¿una cabeza de alabastro, que atestigua el