Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

estaba intacta, el texto de la tablilla interior podía ser conside­
rado Como auténtico. Estas cubiertas de barro eran conocidas ya
en la época antigua sumeria y asiria. Se encuentran sobte todo
en la abundante correspondencia de los comerciantes asirios de
Kanish, la actual Kültepe, descubierta por Bedrich Hrozny (vé­
ase lám. XXV), aunque se, utilizaron también durante la época
neobabilónica. En esta época estaba ya introducido el uso de
los duplicados de las tablillas de arcilla para evitar las falsifica­
ciones del texto de los documentos: Estos duplicados pueden
considerarse como los precedentes de nuestras copias, usuales
ya desde el período helénico.
Hay que mencionar también las improntas de los sellos que
se conseguían haciendo rodar el selló cilindrico sobre la parte
de la tablilla de arcilla no escrita y todavía húmeda. Con este
procedimiento, la escena grabada en el sello cilindrico (el nega­
tivo), que a veces incluía también un texto, se trasladaba a la
tablilla de arcilla (el positivo: véase fig. 19, a b y c). Para ei
sellado se utilizaban también a veces bastoncillos, piedras y en
la época tardía babilonia, anillos y sellos de piedras sernipre-
ciosas o de metal. El método más sencillo de «sellado» era hacer
marcas con las uñas o con el borde de los vestidos. No obstante,
el sello mesopotámico no corresponde plenamente a nuestra
idea del sellado. Se utilizaba ante todo como refrendo de la
autenticidad de un documento y sustituía las firmas de las dis­
tintas partes y, en ocasiones, de los juramentos. El sello
cilindrico venía a ser el documento de identidad de su pro­
pietario. Básicamente, sólo los ciudadanos libres tenían de­
recho a poseer y a utilizar un sello cilindrico. Cuanto más dis­
tinguido era el propietario, más escogidas eran las imágenes y
m is detallado el contenido del sello cilindrico.
tas tablillas de arcilla eran conservadas en recipientes de
barro, eri toneles o en otros receptáculos. Así, no es de extrañar
que los arqueólogos encuentren un «nido» de tablillas de ar­
cilla, que constituían un archivo. Durante su «sueño» de mile­
nios, las tablillas de arcilla absorbieron mucha humedad del
suelo, lo que ha influido grandemente en su aspecto y en su
durabilidad. Como consecuencia de esto se hincharon y por
ello no deben ser extraídas de los recipientes, en los que se en­
cuentran, antes de que se hayan secado del todo y recobrado su
primitiva forma. Ha podido constatarse también que, al igual
que sucede con los libros, las tablillas de arcilla han sido dete­
rioradas por roedores o por lombrices de tierra, bien porque es­
tos animaiitos las atraviesen o por que dejen sus huellas sobre
su superficie. Un cuidadoso tratamiento de las tablillas en­
contradas requiere que se dejen largo tiempo a la sombra y que
más tarde sean cocidas de nuevo.
Los escribas eran personajes de importancia y de una amplia
cultura para las relaciones de la época. Su tarea consistía en

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