El camino hacia la nueva era

sería el aviso a esos falsos demócratas para que propongan de una
vez por todas un sistema auténticamente democrático que condene
tanto los privilegios como las monarquías y termine con esta demo-
cracia artificial y falsa y por fin se cree un sistema político por el
que toda ley solo pueda ser aprobada si los ciudadanos la votan de
forma mayoritaria.
La gente debería preguntarse por qué coexisten en la misma época
las dictaduras y las mal llamadas democracias, la respuesta es muy
sencilla y es que son sistemas políticos análogos. En las dictaduras
se ejerce un poder totalitario y restringido a unos pocos, sin embargo
la mayoría de los ciudadanos prefieren pensar que es un sistema per-
fecto, la razón es simple y es que quienes tienen los ejércitos, las
bombas y las ametralladoras son quienes gobiernan, mientras que
ellos solo tienen un sencillo empleo con el que apenas son capaces
de salir adelante, así que muchos prefieren pensar que todo está bien
y condescender con el sistema. En los países comunistas la gente ac-
túa igual, alaban su caótico sistema mientras el país se hunde, pues
el comunismo estrangula la creatividad económica. En las mal lla-
madas democracias, los políticos manipulan la información con el
fin de que los ciudadanos crean estar en un sistema justo, pero su
única participación en el poder es un simple voto cada cuatro años,
después las promesas electorales son generalmente incumplidas, pe-
ro ese voto otorga a los gobernantes el permiso a hacer lo que quie-
ran hasta el fin de la legislatura sin que los ciudadanos puedan hacer
otra cosa que esperar a las siguientes elecciones, donde sin duda, la
oposición política les hará lo mismo si les votan, la gente debería
darse cuenta que este juego no es más que una forma de burla a la
sociedad y no una auténtica democracia ¿Y si no es así, por qué nin-
guno de esos que se llaman demócratas propone que se pase a un
sistema de elección directa de cada ley? Pues porque se sienten có-
modos usando el poder para su interés y despreciando a los ciudada-
nos, mantener este sistema político supone entregar el poder a quie-
nes no buscan otra cosa que impedir que la sociedad conozca el sig-
nificado de la palabra libertad.