No estoy diciendo que los ciudadanos que tengan que luchar contra
esto por encima de sus posibilidades, pues en muchos casos esas po-
sibilidades son escasas. Pero sí se les puede pedir que dejen de creer
en las mentiras que se les cuenta y dejen de colaborar con quienes
no desean el bien de la sociedad, tienen que comprender que aunque
el miedo al poder limita la capacidad de juicio, la mente es libre y
puede escapar de su control, y quienes viven en las mal llamadas
democracias deberían dejar por un momento a un lado su arrogancia
y pensar que sus sistemas políticos son tan poco creíbles como aque-
llos de los que se burlan, porque no hay que confundir el nivel de
desarrollo tecnológico con el político, puesto que son dos cosas to-
talmente diferentes y aunque estas falsas democracias sean preferi-
bles a las dictaduras no por ello dejan de estar muy lejos de lo que
dicen ser.
Muchas de esas falsas democracias presumen de ser sistemas políti-
cos justos que respetan los derechos humanos, pero en realidad prac-
tican una economía de capitalismo extremista que mira para otro la-
do ante los miles de pobres que pueblan sus calles.
En definitiva, el pensamiento dirigido consiste en pretender que los
ciudadanos pierdan su libertad y sus derechos sin ser conscientes de
ello, manipulando la información con el fin de retrasar la llegada de
una auténtica democracia y seguir manteniendo en el poder a quie-
nes no la quieren, es decir los políticos y religiosos actuales.
antonio.p
(Antonio.P)
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