El camino hacia la nueva era

(Antonio.P) #1

tuviera una posición de ventaja sobre las demás, lo cual no tiene por
qué ser así. En realidad todas las razas poseen prácticamente las
mismas cualidades como por ejemplo la inteligencia, donde sí se
marcan las diferencias es en la cuestión estética, la causa de ello son
las diferencias climáticas que existen en la tierra. La especie humana
se tuvo que adaptar a ellas principalmente en su aspecto exterior, por
ello quienes vivían en África se adaptaron adquiriendo una tez oscu-
ra y los rasgos de la cara más dilatados, quienes vivían en Asia se
adaptaron modificando sus párpados hasta tenerlos casi cerrados y
adquiriendo una personalidad más nerviosa, esta fue una adaptación
genética hereditaria que protegía a unos del calor extremo y a otros
del frío intenso, la raza que podríamos denominar Europea fue la
única que adquirió los valores genéticos ideales, pues debido a la
existencia allí de un clima más suave los rasgos estéticos no se vie-
ron afectados y como consecuencia de ello surgió una raza más be-
lla. Por lo tanto la diferencia más significativa que se puede encon-
trar es la belleza, pero no por ello deja de ser importante. Además,
fue la naturaleza en su sabiduría la que determinó que a cada conti-
nente y clima correspondiera una raza y por ello el ser humano no
tiene por qué alterar esta situación. Hoy en día la sociedad considera
traumático abordar esta cuestión, pero si uno la analiza sin prejuicios
ni temores no podrá negar que en el fondo tiene un sentido.
Por lo tanto, es evidente que el hecho de defender la integridad ra-
cial no implica la defensa de la esclavitud ni tampoco la de ninguna
otra forma de maltrato a las demás razas, lo cual me parece del todo
rechazable. Además en el futuro, conforme se vaya colonizando el
sistema solar, la instalación de colonias en los distintos planetas po-
drá hacerse también por criterios raciales, así en los planetas más ca-
lurosos como Mercurio y Venus se podría establecer la raza negra y
árabe, en los planetas centrales Marte, Júpiter y Saturno la raza
blanca y en los planetas Urano Neptuno y Plutón la raza amarilla.
De la misma forma que el progreso del cosmos se basó en el progre-
so del caos hacia el orden el progreso del ser humano debe dirigirse
hacia la defensa de la propia raza oponiéndose al desorden que su-
pone cualquier forma de mestizaje, pero también oponiéndose a

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