las circunstancias, por ejemplo, no es mejor el exceso de comida ni
tampoco su defecto, el exceso de optimismo ni tampoco la depre-
sión, tan malo es el excesivo frío como el excesivo calor, el exceso
de trabajo como su defecto, igual que con estos ejemplos se podría
considerar para casi todo. Sin embargo, no quiero decir con esto que
una actitud moderada o intermedia siempre es la solución a los pro-
blemas, pues todo tiene sus excepciones y cuando un problema es
grave la solución también tiene que serlo. La moderación es una so-
lución genérica, pero cuando por algún motivo una cosa se sale de
su debido lugar de forma importante, entonces la manera de recupe-
rar el equilibrio también debe ser enérgica y contundente, es decir
que en este caso la contundencia lleva al equilibrio.
EL EQUILIBRIO Y LA MORAL
Una de las características de los mundos evolucionados es que en
esa sociedad ya no existe la coincidencia en el mismo tiempo y lugar
de personas honestas y desequilibradas como existe ahora. En reali-
dad, es la ignorancia en un sentido muy amplio la causa de esta si-
tuación, por ello, cuando la humanidad asuma la importancia de
erradicar los comportamientos despóticos y mezquinos alcanzará
una gran armonía y tendrá paz, Cuando digo causas no me refiero a
desequilibrios de salud necesariamente sino a desequilibrios en la
conducta moral causados por la ignorancia sobre cómo encontrar la
mejor forma de vivir. Ninguna sociedad puede considerarse evolu-
cionada si no afronta el remedio a los desequilibrios tanto en lo que
se refiere a la erradicación de las enfermedades genéticas como a la
formación moral de sus ciudadanos. La arrogancia y la vanidad son
sin duda los grandes enemigos a derrotar en este mundo, por eso, en
el futuro, la humanidad ya no se planteará la violencia o las guerras
como modo de conseguir las cosas, porque es a través de la convi-
vencia pacífica, la ciencia y la técnica como se logra la felicidad.