EPÍLOGO
Cuando me propuse escribir este, libro lo que quise, fue aportar a los
lectores una guía para que conozcan las claves que a mi entender le
faltan al hombre actual para llegar a conseguir su plena autorrealiza-
ción en el cosmos, unas claves que le permitan comprender la ver-
dad y esa verdad le haga libre y feliz. No pretendo limitarme a con-
descender con los tópicos de la época en la que ha sido escrito, pues
mi objetivo es contar la verdad, aunque eso me suponga el rechazo
de quien no es capaz de apartarse de las directrices que la bestia le
marca, es decir el rumbo ideológico que las grandes potencias y los
que manejan el poder imponen de una forma indirecta. Lamentable-
mente el hombre actual le da más importancia a lo que se considera
cierto que a lo que es cierto, en parte es por miedo a contradecir las
verdades políticamente establecidas, pero también al escaso tiempo
de que dispone para poder meditar sobre el mundo que le rodea, sin
embargo muchos prefieren aceptar las verdades prefabricadas que
los poderes fácticos les proponen con el fin de no tener que reflexio-
nar, pero en tal caso estas personas no deberían opinar sobre nada,
pues qué sentido tendrán entonces sus conclusiones. En realidad,
aquellas organizaciones que manejan el poder actual como son los
gobiernos o las organizaciones religiosas temen a los ciudadanos,
porque el rumbo del progreso pide cada vez más democracia, pero
ellos no quieren proporcionársela pues se sienten cómodos con el
feudalismo encubierto que existe en la actualidad, ello es la causa de
que cada vez sea más grande la diferencia entre lo que parece cierto
y lo que es cierto. Las organizaciones religiosas han caído presas del
mal pues intuyen que su destino es desaparecer y ser sustituidas por
la formación moral en las escuelas, por ello se resisten volviéndose
malvadas pues lo que quieren es controlar el poder político mundial
a lo cual no tienen derecho.
Mientras tanto, los gobiernos mal llamados democráticos, dedican
todos sus esfuerzos a convencer a los ciudadanos de que ellos repre-
sentan la democracia, pero ponen todos los impedimentos posibles
para conseguir que esa democracia sea de verdad auténtica, porque