Un poco de metafísica

(Antonio.P) #1

continuo de la materia, cuyo comportamiento es similar al modo
en que fluye la electricidad de un polo a otro en una batería y que
podríamos considerar perteneciente a la dimensión horizontal, y
otra es la parte que es siempre constante y que representa la
verdad esencial e inmutable que controla la física de esa batería o
del universo y que correspondería a la dimensión vertical. En este
caso, la dimensión horizontal es cálida e inestable y la dimensión
vertical es rígida y estable. Para hacer su trabajo, el filósofo
necesita separar ambas dimensiones para descubrir cuáles son
esas verdades inmutables que existen eternamente y a partir de
ese conocimiento usarlas para mejorar nuestras vidas. Esas
verdades universales están quietas y en paz de forma indefinida a
diferencia de la dimensión que contiene todo aquello que es móvil
y variable, por eso, hasta que termine su investigación, el filósofo
necesita el aislamiento para detener aparentemente el tiempo en
su ámbito personal, de este modo, al reducir los cambios, puede
concentrarse en el estudio de la realidad inmutable que gestiona el
proceso de evolución del cosmos y que está fuera del tiempo. Sin
embargo, para que una investigación filosófica avance, también es
bueno dedicar algo de tiempo a otro tipo de actividades distintas a
la meditación, para que así el cerebro descanse y pueda regresar a
la tarea con energías renovadas, esta sería una excepción válida a
esa regla.
Estas dos dimensiones, son las que regulan la forma en que se
relaciona la energía con las leyes inmutables, de este modo, una
es la que determina los cambios evolutivos en los que la energía
de las estrellas se transforma en evolución con la participación de
los espíritus y los seres que pueblan el universo, y otra es la que
se refiere a las verdades inmutables y eternas que determinan las
leyes universales. La existencia de esta realidad constante, es la
que permite al filósofo viajar con su mente por el tiempo y el
espacio. Esta forma de viajar tiene tanto o más valor que el viaje
geográfico y es sin duda lo más parecido a ver el rostro de Dios,

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