adeptos para engañarles, porque estos pagan dinero a cambio de
halagos. Es evidente que en ambos casos no les engañan solo los
timadores, sino sobre todo su propia vanidad. Esta gente no
entiende, que una sociedad superior se define por su humildad,
pero la vanidad que es común en las sectas está en contradicción
con ello.
No debemos olvidar, que aunque un drogadicto pueda estar
influido por los efectos de la adición cuando comete un delito, sin
embargo, eso no le impide saber que lo que hace está mal,
además, esa adición no apareció de repente, sino que fue la
consecuencia de su deseo voluntario de drogarse durante mucho
tiempo, por eso, el mejor modo para desmotivar a cualquier
persona que sienta la tentación de recurrir a las drogas no es la
persecución policial de los traficantes o consumidores, porque
entonces, también deberían encarcelar a quienes consumen,
producen o venden tabaco o bebidas alcohólicas lo que llevaría a
la cárcel a la mitad de la población. Lo mejor es potenciar la
educación en valores morales y animar a los ciudadanos para que
rechacen las drogas por completo. También hay que exigir que la
ley deje de proteger el consumo de drogas, porque eso es lo que
hace cuando aplica atenuantes por los delitos que se cometen bajo
sus efectos. Es decir que la ley debe dejar de sancionar el
comercio o el consumo de drogas porque solo sirve para crear
mafias y llenar las cárceles de personas que no han hecho daño a
nadie, y castigar solo a quienes cometan delitos con
independencia de si esos delitos los han cometido drogados o no,
porque la libertad para decidir debe tener un precio. En cambio, sí
es justo perseguir a quienes tratan de vender drogas a los menores
de edad, porque ellos no tienen capacidad para razonar.
Es necesario que la sociedad rechace el falso camino que
representan las drogas, y comprenda que la felicidad se debe
conseguir mediante la ciencia, la técnica, y la vida basada en el
orden y la justicia.
antonio.p
(Antonio.P)
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