42 LOS ESPÍRITUS PERDIDOS
Es lamentable que haya personas dispuestas a hacer el mal
intentando pactar con espíritus malignos. No comprenden que en
el mundo de los espíritus también hay leyes que se deben cumplir
igual que en el mundo de las personas y un espíritu también tiene
que responder por sus actos. Porque en el universo toda acción
tiene su consecuencia y el hecho de intentar valerse de los
espíritus no significa que se puedan conseguir los objetivos
buscados o que esto sea sin consecuencias. Lo más probable es
que ese trato provoque consecuencias negativas a quienes lo
hacen. ¿Es que acaso piensan que un espíritu maligno va a
colaborar con ellos a cambio de nada, o que no tendrá
consecuencias perjudiciales aquello que les pidan a cambio? ¿Y
cómo saben ellos que si invocan a un espíritu maligno para que
favorezca sus intereses no van a provocar también la intervención
de otro espíritu benigno en su contra?
Estas personas no comprenden, que quien adora el mal es porque
tiene una visión del mundo materialista, arrogante y tosca, y
empeñarse en seguir ese camino solo les puede traer sufrimiento,
porque se condenan a vivir una vida gris al estar el mal basado en
una conducta antisocial. Ellos no son capaces de entender, que los
espíritus malignos son seres ignorantes que se encuentran
perdidos entre el mundo humano y el mundo espiritual, porque no
comprenden que la solución para volver a la vida humana es la
reencarnación y no tratar de robar el cuerpo a los vivos.
Identificarse con el mal es propio de ingenuos, porque el hecho de
que alguien quiera ser maligno no significa que los demás vayan a
permitir sus desmanes. Por eso, para ser feliz, es necesario
defender el bien, porque el mal amarga la vida de quienes se dejan
dominar por él y les vuelve incapaces de convivir con sus
semejantes.