05 LA VIRGINIDAD
En la antigüedad, mantener la virginidad antes del matrimonio era
muy útil para proteger a las mujeres, porque de esta forma se
aseguraban de que sus parejas solo pudieran disponer de ellas
después de comprometerse, de este modo, la mujer quedaba
amparada por el matrimonio ante la posibilidad de tener hijos.
Además, al ser esta ceremonia pública, todo el mundo se
convertía en testigo ante la posibilidad de que uno de los
cónyuges pudiera negar el compromiso. En esta situación, llegar
al matrimonio virgen además de ser un ejemplo de
responsabilidad también era un gesto de respeto a la pareja. Sin
embargo, plantear que la virginidad debe mantenerse durante toda
la vida para tener una vida digna es completamente absurdo,
porque si tener relaciones sexuales estuviera mal, entonces,
¿cómo se iban a concebir los niños? Por eso, quienes afirman que
María la madre de Jesús concibió a su hijo virgen, lo que hace es
despreciar a todas las mujeres, porque está sugiriendo que el
hecho de concebir un niño de forma natural hace que las mujeres
pierdan alguna virtud. Es evidente que con esta actitud la iglesia
católica comete un grave error, porque lo incorrecto no es tener
relaciones sexuales, sino hacerlo de forma indigna. Por culpa de
esa forma equivocada de ver la sexualidad, los monasterios
católicos se han llenado de personas traumatizadas que piensan
que ser vírgenes es un requisito necesario para llegar al cielo. Es
cierto que renunciar a casarse y tener hijos para dedicarse por
completo a una tarea puede tener sentido en situaciones
excepcionales, como por ejemplo cuando un soldado tiene que
acudir a una guerra o quienes se exponen a ser perseguidos por
sus creencias como ocurrió con Jesús y los apóstoles. Pero
defender la virginidad de forma extrema no tiene sentido.
En la actualidad, vivimos en una época materialista en la que se
valora muy poco la dignidad o la moral, pero sin duda esto en el