los demás. Porque la ciencia y la religión no podrán unirse hasta
que la sociedad rechace el dogma que actúa como un freno al
progreso científico. Es bueno tener fe, porque la fe significa creer
en aquello que se considera razonable, pero el dogma, se basa en
tratar de imponer las ideas a la fuerza negando a los demás el
derecho a pensar de forma diferente. Es decir que el dogma se
utiliza como medio para obstaculizar el derecho de los ciudadanos
a contribuir al progreso de la religión aportando sus ideas y
cambiando aquello que se demuestre equivocado. Esto es un acto
de gran frivolidad por parte de las organizaciones religiosas, que
tratan de enrocarse en sus prejuicios y tener el monopolio de la
verdad, para a partir de ahí crear un gobierno paralelo y obtener
con él poder y dinero. Por eso, lo mejor sería que todas las
organizaciones religiosas desapareciesen de la tierra y la religión
ya en consonancia con la ciencia, fuera enseñada en todos los
centros educativos.
La muerte del cuerpo también significa la desaparición de la
mayoría de los conocimientos adquiridos en esa vida, sin
embargo, los más fundamentales se conservan en la memoria
espiritual, y aunque no nos demos cuenta, esos conocimientos
también participarán en la definición de nuestra personalidad en
las vidas futuras. Aunque con la muerte se pierden los
conocimientos científicos genéricos tampoco es importante,
porque esos conocimientos son transmitidos por la ciencia
humana de generación en generación y se pueden aprender
durante los primeros años de vida, además, cuando el mundo
termine su evolución, tanto los conocimientos presentes en el
espíritu como los que transmite la ciencia llegarán a su plenitud y
en ese momento el mundo habrá alcanzado la perfección.
Aunque es cierto que el progreso tecnológico y biológico del ser
humano están bastante relacionados, sin embargo, en estos
momentos el nivel evolutivo de nuestro cuerpo prácticamente ha
alcanzado la perfección, pero solo en aquellas personas que
antonio.p
(Antonio.P)
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