13 LA MENTE DISPERSA
Uno de los requisitos más importantes para poder meditar de
forma eficaz, es tener el valor necesario para pensar de forma
diferente al resto, porque en realidad, la mayoría de la gente es
incapaz de plantearse algo así, es como si desde cierto punto de
vista se encontrasen en estado de hipnosis y no fueran capaces de
entender nada más allá de lo que marcan las modas o los
conceptos grupales, porque su voluntad se resume en copiar lo
que hacen los demás. Este comportamiento podría definirse como
un estado de dispersión mental por el que la mente individual se
somete o dispersa en el comportamiento o actitud del grupo con el
que se relaciona por miedo a las posibles represalias que podrían
sufrir en el caso de pensar distinto, o también porque se confía
demasiado en ellos. Cuando una persona se comporte así, es como
si para ella solo existiera la parte física de la vida, basada en la
acción de su cuerpo, pero sin reconocer la parte espiritual, en la
que es necesario descubrir nuestra existencia como seres
individuales y confiar en nuestra capacidad de pensar e influir en
el mundo que nos rodea. Estas personas de mente dispersa no ven
más allá de lo que marca su grupo y no comprenden que el mundo
tiene que construirse desde dentro hacia afuera, es decir que
primero es necesario meditar para comprender qué es lo que
debemos defender y solo después elegir con quien relacionarnos.
Pero las personas de mente dispersa, primero buscan un grupo o
partido político con el que sentirse protegidas, pero sin meditar
suficientemente sobre la actitud de ese grupo, porque lo que
buscan es a alguien que les proporcione una mente prestada ya
que ellos o no pueden o no quieren reflexionar sobre el mundo
que les rodea para encontrar la verdad. Así es como crecen las
sectas destructivas, los adeptos ceden su voluntad a esos líderes
esperando que ellos les ayuden sin darse cuenta que ese líder no
es un iluminado como él afirma sino un psicópata sediento de