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(rjguadog) #1

QUIERO SER COMO BENTHAM


Un hermoso paisaje de árboles caducifolios era todo el decorado que recibió a
nuestros héroes. Acababan de entrar en el corregimiento de Hertzig
En un principio, Ana no entendía el motivo por el que las autoridades
desaconsejaban cruzar el bosque. La zona era particularmente fresca, lo que
constituía una excepción en el mundo del interior de la tostadora. Artrópodos y
pequeñas aves conformaban toda la fauna que se percibía. La intuición de la niña
decía que, en efecto, el bosque había sido peligroso en alguna ocasión, por la
presencia de alguna especie ya extinta. Y los hertzigueros contemporáneos, en una
muestra de ingratitud hacia sus antepasados responsables de esa extinción,
mantenían la creencia. Impacientándose del ritmo tan lento que llevaban sus
compañeros, decidió adelantarse.


De repente, algo pareció sorprender a Melibia. Ella y Roberto, que iban de la
mano (el chico se había tomado en serio el nombre del sitio), encontraron un
sospechoso cartel: «Terreno urbanizable en venta. Llame al...», y no quedará
reproducido aquí ese número de teléfono, habida cuenta de que Movistar introduce
un sobreprecio abusivo en las llamadas entre mundos distintos.
—Esto es raro —dijo Roberto, extrañado de que en aquel mundo ni siquiera se
molestaran en provocar un incendio accidental antes de recalificar un bosque para
la construcción—. ¿Urbanizable? ¿Con todos estos árboles?
—¡Cuidado, Ana! —gritó Melibia, más atenta que Roberto—. ¡Es...!
A veces, suceden cosas tremendamente complicadas de explicar, cosas que solo
se comprenden si se perciben. Otras veces, suceden cosas que uno no comprende ni
aunque las presencie, las perciba, las grabe en vídeo y reproduzca la cinta a cámara
lenta con subtítulos que explican lo que ocurre. Aquella vez quedaría incluida en la
segunda categoría. Digamos que, en comparación, el urbanismo de Jesús Gil
se antojaba como un modelo sensato y sostenible.
Los olmos y las hayas desaparecieron, un árbol tras otro. No se caían, no se
rompían: parecía que la tierra los engullera. Magníficos chalets, edificios de dos y
tres plantas y árboles con ramas debidamente podadas comenzaron a brotar

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