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(rjguadog) #1
inmueble y contemplaron, maravillados como niños ante un nuevo videojuego de
matar terroristas, cómo la puerta del ascensor se abría, desplazándose de izquierda
a derecha en un movimiento bellísimo.
Al abrirse, la puerta reveló la figura de un hombre lleno de suciedad, poco
cuidado y muy mal vestido. Sostenía en las manos un objeto muy extraño,
probablemente sacado de algún laboratorio.
A Harlon le bastó un vistazo rápido para saber que ese instrumento no poseía
peligro alguno. Tenía dos electrodos metálicos en sendas fundas transparentes,
conectados con cables a dos capacitores en paralelo. Todo ello quedaba sujeto a una
barra de acero curvada al modo de una escopeta, con un atomizador translúcido y
casi lleno de mercurio que hacía las veces de gatillo^13.
—¿Y usted quién es? —preguntó la agente Pink, sorprendida.
—El propietario. —Su voz coincidía con la de la grabación que habían
escuchado—. Si vienen por el asesinato de Antón Lieja... sí, es aquí. Tercero A.
¿Puedo ayudarles en algo más?

Lo cierto es que, con esas pintas y ese aparato, parecía un sucio investigador de
universidad pública, no un respetable especulador inmobiliario. Grey decidió
confiar en su derecho de propiedad sobre las viviendas, pero se mostró suspicaz con
sus palabras.
—Así que usted es el arrendador, ¿eh? Díganos, arrendador: ¿por qué dice ahora,
arrendador, que fue un asesinato? En la grabación que nos facilitó el conserje, usted,
arrendador, aseguraba que había sido un suicidio.
—Que el conserje facilitó...
Había vacilado en sus primeras palabras, pero se recompuso a la perfección
segundos después. Mostró una sonrisa amarga y expuso su respuesta sin titubear:
—Matarse a uno mismo es la forma más clara y pura de asesinato. Generalmente,
la distinción entre el asesinato y otros tipos de homicidio viene dada por la alevosía,
es decir, aprovecharse de la confianza de la víctima. —Seguidamente, hizo un
perceptible esfuerzo para cambiar el tono—. Y díganme, agentes: ¿en quién confía
uno más que en uno mismo? ¿En quién? Matarse es traicionarse.

(^)
(^13) Podríamos decir que la tez del arrendador era suficientemente clara para que ningún policía
estadounidense confundiese aquella cosa con un arma de fuego.

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