ENQNQLAB

(rjguadog) #1

Lieja estaba tumbado sobre la cama, bastante ancha por cierto; vestido con una
camisa, unos pantalones de verano y unos calcetines de cuadros. A su lado, un libro
extraño había quedado abierto por la mitad. Lo más raro era que el exmilitar
permanecía en perfecto estado, siempre y cuando el concepto de perfección no
incluyese el estar vivo.
—Sobredosis de pastillas —coligió el agente White.
—¡Cierra el pico, White! —espetó Harlon—. ¿Por qué no preguntáis a los niños
qué es lo que han visto u oído?
Grey volvió a sentir la necesidad de hacer valer su autoridad. En este caso, frente
a Harlon, que ni siquiera era agente de policía.
—Detective, se supone que esta zona está restringida a la policía. Y tú ya has
resuelto tu caso, Harlon Cracksey.
—Sí, poli Grey, pero es que estoy interesado en esta urbanización. Es buena zona
para vivir, ¿no?
—Yo creo que está dabuten —respondió Black—. A este piso le quitas el muerto
y te queda muy guapo.
—Y estamos a las afueras de Hertzig, bien comunicada con Jouleburg —recordó
el subinspector Grey—. Podrás visitar a tu tío siempre que necesites fondos, un
enchufe, que despidan a alguien que no te cae bien... o simplemente que te quiten
una multa por ir sin casco.
No fueron unas palabras muy afortunadas. Era un secreto a voces que Stevn
Cracksey y su sobrino favorito, Harlon, no se llevaban nada bien. Nadie sabía
exactamente por qué. Había quien opinaba que Harlon tenía principios morales tan
fuertes que era capaz de renunciar a una vida de comodidades para evitar caer en
prácticas como el soborno, el untamiento y el nepotismo.
Bueno, no. Nadie opinaba eso. Pero alguna razón habría.
—Lo siento, hombre. —Grey se disculpó de nuevo, agachando la cabeza.
Seguidamente, se dirigió a los niños—. Pequeños, contadme qué habéis visto u
oído.
—Hemos pasado mucho, mucho miedo —contestó Ana—. Tenemos derecho a
una compensación económica. De lo contrario, no contaremos nada.
—Se lo diré a la inspectora Orange, querida. Tendréis bonificaciones fiscales
cuando coticéis —prometió el subinspector, aun a sabiendas de que no tenía
autoridad para hacer esa promesa.

Free download pdf