ENQNQLAB

(rjguadog) #1

se enzarzaron en esa especie de discusión infantil que era tan común con los
mayores: no se trataba de tener la verdad, sino la razón.
El difunto decidió que ya estaba, además de muerto, harto. Se levantó y, en un
arrebato de vitalidad, se escapó por la ventana y se marchó. No se mató por motivos
obvios.
Eso sorprendió incluso a Ana.
—¿Qué... ha pasado?
—¡Todos hemos dejado de mirar al muerto! —gritó el subinspector Grey,
escandalizado—. ¿No era ese tu trabajo, Harlon Cracksey?
—¿A mí que me cuentas, Grey? Yo no soy tu subordinado.
—Tienes razón, Harlon. —El policía canoso se giró hacia White—. ¿No
era ese tu trabajo, White?
—No.
—Creo que, a falta de una instrucción suya —expuso Pink—, cada uno de
nosotros asumimos que ese era el trabajo de otro. Pero usted es nuestro superior,
así que no puede ser su culpa.


Grey asintió, incapaz de apreciar la sutil ironía de la agente. Desde que
ascendió, jamás había considerado que un puesto de mayor responsabilidad
conllevase mayor responsabilidad, y no era el momento de comenzar a considerarlo.
—Pero... ¿ni siquiera vais a practicarle la autopsia al cadáver? —preguntó,
indignada, Ana—. ¡No dejéis que se vaya!
La orden no fue bien recibida por el subinspector. Nadie le decía cómo hacer
su trabajo.
—¡Black, White! —bramó Grey—. ¡No dejéis que se vaya!
—¡Eh, tú! ¡No te pires! —gritó Black por la ventana, en un intento exhaustivo
y loable.
Pero todo fue en vano y Antón Lieja ya se iba. La distancia era muy grande
para hacerla sin correr y a nadie le apetecía. De todas formas, no iba a llegar muy
lejos: una vez superara el intervalo de confianza temporal, estaría muerto
definitivamente.
—He hecho todo lo que he podido, bro —lamentó el agente negro.

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