ENQNQLAB

(rjguadog) #1
subirse a tiempo, ya que ellos, desafortunadamente, lo estaban esperando en el otro
extremo. Correr era la segunda cosa que menos complacía al niño, únicamente
superada por la lectura de novela realista francesa. Se consoló pensando que, al
menos, habían tenido mejor suerte que las tres personas que aguardaban al Quantum
Express justo donde había caído. Habían sustituido un viaje en tren por un viaje en
ambulancia.

Quiso el destino que los tres viajeros heridos fueran, muy convenientemente,
los propietarios de los billetes cuyos duplicados portaban nuestros protagonistas,
que pudieron sentarse en cuanto accedieron al interior del tren^15.
Harlon entabló conversación con una atractiva muchacha que se sentaba en el
asiento contiguo. Dio por hecho que la pobre chica era sordomuda, porque ni le
respondía ni se estremecía ante su sensual voz.
Ana tenía en frente un libro enorme, de tapas azules, y, dado que los libros no
suelen levitar, supo que lo estaba sosteniendo alguna persona. Debía de tratarse de
un lector voraz, además de fuerte. Aceptó un vaso de agua «rica en tritio» que le
tendió un azafato.
Con el tren en marcha, Roberto no podía ver ningún paisaje concreto. El
entorno parecía más bien surrealista: un trozo de árbol unido a un edificio de
oficinas pequeño, una farola encima de otra, una botella gigante en medio de un
cultivo de cereales mutantes... Todo cambiaba súbita, volátil y extrañamente a
través del cristal; el paisaje se deformaba, se destruía, se reconstruía. El tren se
movía con velocidades inciertas por vías inexistentes, atravesando un mundo no
más misterioso que el nuestro, pero donde lo misterioso es más visible.

(^)
(^15) No faltará el crítico que piense que no fue obra del destino, sino de la vagancia del novelista,
incapaz de dar un desenlace aceptable al nudo que había creado innecesariamente.

Free download pdf