ENQNQLAB

(rjguadog) #1

no puedes aguantar más a una mujer», había añadido el presidente para tranquilizar
a Harlon, «achácalo a que se encuentra en una de esas etapas complicadas de la
vida».


La coronación de Brunswick con un aro de hojalata resultó tan grotesca que la
pretendida ironía se quedó en pretendida. En cualquier caso, a nadie le importó.


¿A nadie?
¡Ojalá!
Entre tanto invitado distinguido, había permeado, por algún motivo, un
elemento extraño. Aquel hombre vestía con un gusto horrible, que era peor que
vestir sin gusto y peor aún que no vestir, pareciendo andrajoso ante los ricos que lo
miraban con temor, los poderosos que lo miraban con desconfianza y la gente
medradora que lo miraba con desprecio. Más ofensivo aún resultaba su
comportamiento.
¡Novecientas tostaliras por esta mierda que llamáis vino! —gritó sin el
menor atisbo de delicadeza. El camarero resultó más ofendido por el coloquialismo
que por recibir en su cara aquella mezcla de vino tostado y saliva—. ¡Estafa! ¡Todo
es una estafa! ¿El vino? Estafa. ¿Este homenaje? Estafa. ¿La democracia? ¡Estafa!
Cada partícula en este salón es un insulto a Brunswick. ¡Al hombre que murió para
alzar a gentuza como vosotros!
Era claro y cierto que el vino era malo, pero el vino no era el producto que se
compraba con novecientas tostaliras. El producto a la venta era el privilegio de
codearse con una exquisita selección de imbéciles deseosos de pagar novecientas
tostaliras por mal vino.
Un militante del PIC debió de pensar que atrapar a ese canalla con sus propias
manos le abriría las puertas del Senado o, al menos, las piernas de la señorita que
intentaba conquistar. Desgraciadamente para sus costillas, luchar no se encontraba
entre las cosas que hacía bien. De hecho, ninguna cosa se encontraba entre las cosas
que hacía bien.
—Usáis la violencia cuando os dicen las cosas claras, pero ni eso hacéis bien.
¡El rey Yorck os habría puesto a todos en vuestro sitio! —bramó el alborotador tras
tumbar al atacante.

Free download pdf