comisión como de los hechos ocurridos en la villa, acompañando una
carta autorizada por Luis de Añasco y Vasco de Tiedra en que pintaban
el estado de ánimo de los vecinos, enconados por el daño recibido y
dispuestos a vengarse si volvían a desembarcar aquellos malhechores.
Bibliografía:
Brau, S. (1981). La Colonización de Puerto Rico. San Juan, P.R.:
Instituto de Cultura Puertorriqueña. Pp. 382-384.
Localización del Viejo San Germán y su Puerto
El puerto de San Germán estaba en la desembocadura del río
Guaorabo, hoy Río Grande de Añasco, y el pueblo tierra adentro, pues
había malos caminos para ir al mismo y por ésto se propuso el cambio
en 1514 y de igual modo que para Caparra. La descripción más
detallada sobre la ubicación del San Germán el viejo y el San Germán
que se edificó después la hemos encontrado en la siguiente carta que
dos regidores de la villa de San Germán escribieron a las autoridades de
la ciudad de San Juan con motivo del asalto de los franceses en 1528, y
la quema del pueblo.
Muy nobles señores:
“En la carabela de Angulo rescibimos una carta en la cual
paresce ser de acuerdo de todas vuestras mercedes, firmada del señor
teniente, y el aviso que vuestras mercedes nos dieron de más de nos
hacer grandes mercedes ha sido causa de la libertad de nuestro daño.
Porque sabrán vuestras mercedes quel miércoles en que
estamos, que se contaron doce días de agosto amanescieron sobre el
puesto desta villa tres navíos. El uno latino muy raso y el otro redondo,
no muy grande, y el otro redondo y grande, de cuales se llegó a tierra el
latino y llegado junto a tierra hecho de presto en dos bateles o pinasa
hasta sesenta hombres a lo que nos paresció con una bandera negra e
una cruz blanca por medio de ella con su atambor en ordenanza e como
estuviésemos sobre aviso porque anoche a puesta del sol vimos las dos
velas, que estábamos apercibidos en vela toda la noche, y cuando
amanesció echamos el fardaje fuera del pueblo con harto trabajo e
después desto hecho nos juntamos hasta doce de a caballo, harto mal
apercibidos, y visto que eramos tan pocos, nos venimos retrayendo
poco a poco, trayendo nuestro fardaje adelante “hasta el asiento del
pueblo viejo”. Ellos venían por la playa en la mano hasta la postrera
casa del pueblo e allí repararon e comenzaron a poner fuego a todo el
pueblo, e al paso que ellos traían por tierra venía el navío andando con
remos en frontera del escuadrón con su artillería mamparándolos. E
visto esto e que no teníamos posibilidad para dar ello nos venimos “a
esta ribera de Guaribo” (sic) para poner en cobro las mujeres, porque