Raices Puertorriqueñas Historia de Añasco

(Anascopr) #1

dexó aprovechar la pólvora é arcabuces é ansí fueron desbaratados,
muertos quinze, é presos dos ó tres: de españoles solo murió uno: en
rescate de los prisioneros restituyeron las campanas é otras cosas
tomadas de la yglesia é monasterio: fueronse é non an parecido mas.”
Los mismos oficiales reales informaban á S.M. al mes
siguiente del mismo año, que “en 15 de mayo de avistó un corsario, el
que persiguió una caravela que iba con familia desta a Sant Xerman. La
caravela abordó en thierra en la boca de un río, a doze leguas de aquí:
salvóse la xente en un barco é luego uyeron por los montes: los
franceses robaron la caravela é siguieron la costa, robando é quemando
en las estancias fasta llegar á Sant Xerman, que la robaron é
quemaron.” Esta relación completa la anterior, de junio. En vano
continuaban los oficiales reales pidiendo a la Corona ayuda para San
Germán.
Por fin en 7 de octubre de 1540 bajo una real cédula
ordenando se hiciera fortaleza en dicha población y que fuera alcayde
de ella Juan de Castellanos. Los oficiales reales de San Juan
contestaron, que enviaran albañiles de Sevilla, que acá, en la Isla, no
había más que uno: y que con ellos remitieran herramientas y veinte
negros; y que entre tanto se haría una albarrada y mamparo para montar
artillería, la cual debían enviarla también.
En 1541, se empezó la fortaleza de San Germán con algunos
negros que se compraron y otros que se alquilaron. Al año siguiente se
suspendió la fábrica por orden del Rey, y los vecinos con sus familias
atemorizados se internaron en las serranías llevándose sus haciendas.
En 1548, no quedaban de ellos más que treinta vecinos, los que se
agruparon en incipiente aldea a media legua del puerto para evitar los
daños de corsarios por sorpresa. En 27 de agosto de 1550 el doctor Luis
de Vallejo, desde San Germán informaba al Rey: “Es lástima ver la
destruyción desta ysla por causa de las quemas é vexaciones de
franceses é caribes: los pocos vezinos que an quedado, se an retirado a
vivir al peor sitio del mundo, en unas ciénagas cercadas de montañas
ásperas, distante del puerto mas de una legua: es muy necesario el favor
de V.M. para que non se despueble...”
En 1554 se presentó una flota de tres navíos franceses a la
entrada del puerto de la Capital, pero no se atrevió a pasar la boca del
Morro, y siguieron rumbo al oeste hasta caer sobre San Germán.
Cristóbal de Salinas, tesorero, daba cuenta de estos sucesos al
Emperador en los siguientes términos, en 20 de junio de 1554: “Antes
de venir la flota ovo franceses con tres navíos á la boca del puerto:
luego fueron a san xerman, el domingo de ramos, entraron en thierra
mas de una legua, é robaron en un ingenio: dempues de esa flota an
venido otros navíos franceses, é an tomado varias naos: gran bien

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