Raices Puertorriqueñas Historia de Añasco

(Anascopr) #1

Tió, A. (1956). Fundación de San Germán. México: Biblioteca de
Autores Puertorriqueños. Pp. 475.


La parte referente a Puerto Rico de la Memoria del Lic. Echagoian
al Rey Felipe II
Año de 1561
S.C.C.M.
A la otra parte del río, frontero de la dicha ciudad de Santo
Domingo, hasta ir a dar a San Juan de Puerto Rico, hay tres o cuatro
lugares e ingenios, que no son puertos de mar, salvo San Germán, que
estuvo muy poblado, y ahora tendrá hasta diez vecinos y alcalde, y un
teniente vecino que nombra allí el Gobernador de San Juan de Puerto
Rico.
Bibliografía:
Coll y Toste, C. (1916). Boletín Histórico de Puerto Rico. Tomo III.
San Juan, P.R.: Tip. Cantero, Fernández & Com. Pp. 329.


La Peregrinación del Viejo San Germán (1512-1570)
... La villa de San Germán intentó varias ubicaciones posibles
antes de mudarse tierra adentro a su emplazamiento definitivo. Al haber
sido destruído por los taínos el poblado que había mandado a construir
Diego Colón, el 23 de febrero de 1512, el rey Fernando ordenó a Cerón
y Díaz que se volviese a construir, con el mismo nombre de San
Germán. Pero mediaba la condición de que si el sitio no era adecuado
tanto para la navegación como para el acceso a las minas, debía erigirse
en otro lugar. Resultó seleccionada la desembocadura del río Guaorabo
(Añasco), donde se cumplían ambas condiciones. En los 1520, sin
embargo, hubo un intento de trasladarlo hacia la Aguada, pero los
vecinos asentados en el Guaorabo se opusieron...
En 1528 unos 60 corsarios franceses, los primeros que
asolarían las aguas de Puerto Rico, saquearon e incendiaron el
asentamiento sangermeño. Los vecinos se hallaban en sus estancias y
sitios en las minas y sus familiares huyeron al llegar los saqueadores.
Desde ese día se planteó la necesidad de dotar a San Germán con
defensas que impidieran otro asalto. En los 1530, Fernández de Oviedo
propuso que San Germán y Mona fuesen fortificados para evitar que los
corsarios pudieran establecer bases en sus suelos con el fin de
interrumpir el comercio español...
La repetición de los ataques tanto de corsarios como de indios
caribes en la década de los 1530, promovió la disgregación del poblado.
Mientras los comerciantes seguían acudiendo a su puerto, quedaba un
aliciente para mantener la villa en la desembocadura del río. Pero una

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