Raices Puertorriqueñas Historia de Añasco

(Anascopr) #1

caballo tenían que apearse de las bestias, cogerlas de la mano y salir de
allí con mil trabajos, como Dios les ayudase, por entre zanjas y
cañaverales, para no exponerse a una caída mortal o a quedar
sepultados en vida. Tan difícil y peligroso era el tránsito por éste lugar,
que los dueños de carretas exigían flete extraordinario, porque para
salir de aquellos atolladeros tenían que utilizar tres y hasta cuatro
yuntas de bueyes.
Y por parejos motivos se veía compelida a descontinuar sus
viajes la empresa de coches para pasajeros que transitaban entre
Mayagüez y Añasco.
Bibliografía:
Cruz Monclova, L. Historia de Puerto Rico. Pp. 243-445.


Estados de Las Carreteras en Añasco en 1885
Para el 1880, la Isla estaba privada de los medios necesarios
de comunicación, tales como caminos y puentes, de tal modo que los
transportes se hacen con lentitud y son onerosos, y muchas veces
dificultosos, sobre todo en las épocas de lluvias. Para el 1885, la Isla
adolece de falta de caminos. Había la necesidad de construcción de
carreteras interiores para facilitar la exportación de los frutos y el
surtido de la población que habita en los campos.
Para el 1885, las principales vías de comunicación era: la
carretera central de San Juan a Ponce y tenía 150 kilómetros; la llamada
carretera del litoral, que partiendo de San Juan, pone en comunicación
los pueblos de Río Piedras, Carolina, Río Grande, Luquillo, Fajardo,
Ceiba, Naguabo, Humacao, Yabucoa, Maunabo, Patillas, Arroyo,
Guayama, Salinas, Santa Isabel, Ponce, Guayanilla, Yauco, San
Germán, Mayagüez, Añasco, Rincón, Aguada, Aguadilla, Isabela,
Quebradillas, Camuy, Hatillo,, Arecibo, Manatí, Vega Baja, y Cataño.
Esta carretera tenía alrededor de 520 kilómetros. Esta carretera del
Litoral, en la mayor parte era un mal camino de carros, intransitable en
la época de las lluvias. La carretera de Añasco a Rincón era casi
intransitable.
En Mayagüez existía un servicio de coches que prestaba
servicios en Añasco. Se llamaba El Velocípedo, propiedad de Don José
D. Otero. Esta compañía tenía línea entre Mayagüez y Sabana Grande,
otra entre Mayagüez y Cabo Rojo; otra entre Mayagüez y Añasco, y
otra entre Añasco y Sabana Grande.


Bibliografía:
Cruz Monclova, Lidio. Historia de Puerto Rico. Tomo II. Segunda
Parte. Págs.808,810,811,813,816.

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