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siempre que su contenido no sea contrario a la Revolución». La liber-
tad de expresión podría ser perfectamente el alma de cualquier Consti-
tución democrática, en cambio, en la nuestra el juego está cerrado de
antemano al permitirse dicha libertad solo entre revolucionarios. Cul-
tura dirigida y libertad restringida, ese fue el legado de la ciudad letrada
en cubana a los intelectuales que debutaron en los 80. No veo, franca-
mente, de qué tengan que enorgullecerse todos aquellos que particip-
aron, en 1961, de esa suerte de crimen de lesa cultura. Tal vez una
comparación con la Cuba de finales de la década del 30, que se venía
abriendo democráticamente y fertilizando el suelo para la Consti-
tución del 40, sea la mejor manera de poner de manifiesto la radical
amputación que sufrió la libertad de expresión en manos de la Revolu-
ción:
En esa apertura democrática se tocan los puntos más álgidos de las
aspiraciones políticas. Pueden regresar todos los exiliados políticos, se
aprueba la constitución de cuanto partido y asociación política se qui-
era crear, se legalizan los partidos políticos, se aprueba la ley docente
para la Universidad de La Habana, que era tan importante porque con-
tenía la autonomía universitaria. Todas esas medidas de apertura, de
legalidad, se dan a finales de 1937. En la práctica, comienza el proceso
de legalización del partido comunista.^15
La pregunta que cabe—de origen sartreano—es esta: ¿puede un
revolucionario expresarse libremente? Y la respuesta no se hace espe-
rar: no sin dejar de serlo. Un planteo semejante explicaría en parte las
periódicas purgas, así como el meollo de aquellas reuniones de 1961
en la Biblioteca Nacional. Sin embargo, ello solo es un corolario del
siguiente axioma: sea cual fuere el tipo o la forma novedosa con que se
pretenda revestir, el socialismo—por definició—es refractario a la lib-
ertad, la cual, o es completa o no es. Pero de aquí se sigue también que
el llamado «socialismo libertario» es una contradictio in adjecto. La
propiedad, le gusta decir al Premio Nobel de Literatura (2010) Mario
Vargas Llosa, o es individual o no es ninguna. Parece pertinente
- «Una mirada desde la historia». Entrevista a la profesora Berta Álvarez por Roberto
Veiga, en: Espacio Laical, n0 4, 2010, p.100.