04 LAS LEYES UNIVERSALES
En realidad, las leyes universales surgen de la verdad, es decir
que el universo se sostiene sobre aquello que es siempre igual y
constante en todo tiempo y lugar. Estas verdades universales
determinan aquello que podemos hacer y lo que no y son los
fundamentos en los que se apoyan las leyes físicas universales.
Porque en el universo la mitad de aquello que nos podemos
proponer es posible conseguirlo y la otra mitad no, una es la
dimensión horizontal que rige lo variable y voluntario y otra es la
dimensión vertical que rige aquello que es imposible hacerlo por
estar en contradicción con la verdad. Para poner un ejemplo
podría decirse que es como sumar dos, por dos porque es
evidente que la respuesta siempre será cuatro por mucho que
nos empeñemos en negarlo, en cambio, el universo nos permite
en el otro plano multitud de opciones voluntarias. Uno sería el
plano vertical, femenino, cristalino y rígido y el otro sería el
horizontal, masculino cálido y cambiante. También se puede
comparar el universo y la realidad presente con una fotografía
que tuviera la mitad clara y nítida, esta mitad representaría
aquello que es constante durante todo el ciclo cósmico y es
independiente del tiempo, la otra mitad de la fotografía sería
borrosa porque estaría vibrando sin parar y representaría aquello
que está sujeto al tiempo y a la posibilidad de hacer cambios a
voluntad y en consecuencia está expuesta al riesgo de cometer
errores.
La existencia de esa dualidad en la naturaleza que divide las
cosas en puras y en consonancia con las verdades universales, y
otras cambiantes y en muchos casos erróneas es la razón de que
en algunas religiones se diga que vivimos en un mundo ilusorio.
Aquellos que tienen la capacidad de comprender cuáles son esas