59 EL DILEMA DE LA MUERTE
Lo malo de la muerte, es que nos empuja hacia la materia y la
ignorancia, porque al morir perdemos todos los conocimientos
que se guardan en el cerebro y al reencarnarnos en una nueva
vida tenemos que volver a empezar desde el principio, eso
significa, que en un mundo en el que la población vive pocos
años, los habitantes están condenados a vivir siempre rodeados
de ignorancia. Sin embargo, la muerte es necesaria para
podernos regenerar, porque al morir nos deshacemos de un
cuerpo y unos recuerdos viejos para adquirir otro cuerpo y otros
conocimientos nuevos. Con la muerte, los prejuicios arraigados
propios de una sociedad atrasada desaparecen, lo que significa
que en una nueva vida no van a obstaculizar nuestro progreso,
esto permite que podamos aceptar las nuevas ideas con más
facilidad, pero con el inconveniente de que también se pierden
los recuerdos útiles, aunque eso puede ser compensado si
recibimos una educación eficaz. Con la muerte los genes más
primitivos también son reemplazados por otros mejores, lo que
hace que nuestro cuerpo se pueda adaptar a los cambios que el
progreso requiere. Eso significa, que la clave para que la muerte
no pueda estar en contradicción con el conocimiento consiste en
asegurarse de que los jóvenes reciben una educación fundada en
la verdad y no en simples prejuicios como ahora ocurre con
buena parte de lo que se enseña. La muerte y la materia son
necesarias para poder evolucionar y ser felices, pero debemos
hacer que el mundo material esté a la altura de las grandes
verdades universales, para que de ese modo, cada vez que nos
volvamos a reencarnar, recibamos unas enseñanzas a la altura de