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PLACERES
DISEÑO
le abren las puertas del mercado esta-
dounidense. El resto es historia de la
moda. Pero ¿y del arte? “¡Por qué no!”,
exclama Rhodes, cuyo legendario ves-
tido de novia punk de 1977 tiene su si-
tio en la colección permanente del Met
neoyorquino. “Para mí, la moda es una
forma de arte. Si desde hace 30 años
se incluye en la programación de los
museos es por alguna razón. Por otro
lado, la línea entre arte y espectáculo es
muy delgada. Fíjate en Damien Hirst”.
Por supuesto, Textiles de artistas
también le hace los honores a la lu-
minaria de los Young British Artists,
la generación que puso patas arriba
el mercado del arte en los noventa. Es
la concesión de la muestra a la prác-
tica artística seriada de este siglo,
junto al trazo emocional de Howard
Hodgkin impreso en textil-hogar por
la firma de decoración Designers
Guild, las salpicaduras conceptuales
de las prendas-lienzo del estadou-
nidense Sterling Ruby (colaborador
habitual de Raf Simons y con marca
propia de moda, S.R. Studio. LA. CA.)
y los motivos inspirados en los cua-
dros de El Bosco que la propia Rho-
des ideó para la colección primavera/
verano 2017 de Valentino (la prime-
ra de Pierpaolo Piccioli en solitario).
Hirst contribuye con uno de los
tapices de jacquard que le produce
HENI Editions y con un pañuelo de su
serie de accesorios estampados para
Alexander McQueen. El diseñador ya
había muerto cuando se dio la enten-
te, en 2013, pero el que una vez fuera
el artista más caro del mundo catalo-
gó la colaboración como “un enlace
hecho en el cielo”. Sus diseños textiles
para Prada, The Row o Levi’s suenan
en realidad a eco de Warhol, cuan-
do aceptaba trabajos comerciales de
forma indiscriminada si había buen
dinero de por medio.
Aquella intención de di-
namitar la “errónea línea di-
visoria” entre las bellas artes
y las artes aplicadas propug-
nada a principios del pasado
siglo por los intelectuales del
Círculo de Bloomsbury en la
empresa decorativa Ome-
ga Workshops (como antes William
Morris y después la Bauhaus) es, para
el caso, lo que cuenta de verdad en la
muestra. La visión/práctica de unos
artistas que, en lugar de limitarse a
licenciar sus obras para ser reprodu-
cidas en serie, decidieron convertirse
en arte y parte del proceso creativo.
Como Sonia Delaunay con sus vestidos
simultáneos, que liberaban el color
de la forma. Como Nigel Henderson
y Eduardo Paolozzi en su cooperati-
va textil Hammer Prints. Como Pablo
Picasso, que hasta persuadió a Dalí,
Calder, Miró y Léger para que se in-
volucraran en el diseño de la colec-
ción Modern Masters del fabricante
de tejidos estadounidense Dan Fuller.
“Ponga una obra de arte en su casa”,
que decían Vanessa Bell y Robert Fry.
También si es una pieza de Ikea con
estampado de Zandra Rhodes. —EPS
C
- Libro American fabrics with Steinberg trains book
(1949), del caricaturista Saul Steinberg. 2. Textil con
motivos de la obra Queen Mary (1936), de Duncan
Grant. 3. Jacob’s Ladder Silk Scarf (2013), uno de
los 30 pañuelos estampados por Damian Hirst para
Alexander McQueen. 4. Pañuelo diseñado con motivos
de la obra White Trellis (1946), de Graham Sutherland
para Ascher Ltd. 5. Borde de textil estampado con la
obra Clown (1950), de Andy Warhol.
5
Pablo Picasso persuadió
a Dalí, Calder, Miró y
Léger para que diseñaran
una colección para el
fabricante de tejidos
estadounidense Dan Fuller
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