Tapas N.23 – Mayo 2017

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STARTERS


EMpREnDEDORES

para ocho vinos, con casi 30 hectáreas de viñedos
propios. “Nos gusta decir que somos pequeños
en volumen y grandes en historia”, bromea Borja.
Lo que no es ningún chiste es que su bisabuelo
se hubiese llevado un buen pasmo al comprobar
que los vinos de Valdesil llegan a más de 30 países,
desde Singapur o Malasia a Estonia o Corea del
Sur. Alrededor del 60 por ciento va destinado a
la exportación, y Canadá, EE UU, Inglaterra y
Países Bajos son sus principales clientes.
Aunque sus vinos ya hablan por sí mismos,
a los hermanos no les faltan palabras para
describirlos, y la mayoría rondan alrededor de dos
puntales: la tierra y la historia. “Lo primero que
hay que destacar es que están elaborados a partir
de las variedades locales del río Sil. A partir de
ahí, intentamos capturar la esencia y la belleza
de los suelos y de los paisajes de Valdeorras, cada
uno representa una parte de Valdeorras”, explica
Borja. Los vinos de esta bodega, además, tienen la
ambición de crecer con el tiempo, viniendo de una
época en la que en España no había tradición de
hacer vinos blancos de guarda.
Por su parte, Raúl señala como detalle
importante el hecho de que la estructura de sus
vinos esté basada en la acidez, “lo que es siempre
buen acompañante de todas las comidas, porque
ayuda a limpiar, a salivar”. Y quizás ahí es donde
haya radicado parte del éxito de esta pequeña
bodega familiar: los suyos resultan unos vinos
muy gastronómicos. “Nuestro reconocimiento
internacional viene de la mano de los grandes
chefs y los grandes sumilleres, que han visto en
ellos unos vinos muy buenos para acompañar sus
creaciones culinarias”, reconoce Raúl.
Para describir su trabajo con uvas autóctonas,
Borja habla del pintor que crear un cuadro con
un solo color: “Para que excite los sentidos, como
hacemos nosotros con solo un tipo de uva, tiene
que ser algo muy, muy singular. Eso es lo que pasa
con los vinos parcelarios”. Y ellos saben bien sobre
el difícil arte de ‘pintar’ obras maestras.

l


os romanos lo tenían claro: Bacchus
amat colles, o lo que es lo mismo, que
donde había unas buenas colinas sabía
Baco que hallaría buen beber. Siendo
así, el dios del vino no habría podido dar con
mejor retiro que el valle de Valdeorras, en Orense,
donde los tres picos más altos de Galicia rodean
estas tierras que se extienden alrededor del río Sil,
creando un microclima idóneo para acunar uvas
excepcionales. El resto, es ya cosa del hombre.
Y como nada hay más valioso que la experiencia
heredada, los hermanos Borja y Raúl Prada
pueden presumir de saber bien cómo sacarle
partido a los frutos de esa tierra. Ellos pertenecen a
la familia gallega con más tradición en la creación
de vino, nada menos que siete generaciones en el
oficio. Su bisabuelo, José Ramón Gayoso Santín,
con ayuda de su propio abuelo, plantó en 1885 el
que está considerado el primer viñedo de godello
del mundo: Pedrouzos. Y si bien sus hijos no
comercializaron los vinos, sí que se preocuparon
por cuidar la tierra y conservar los viñedos.
“El impulso definitivo lo dio nuestro padre”,
recuerda Borja, “que tras un periodo en La Rioja,
volvió a Valdeorras y se planteó comercializar
los vinos apostando por las variedades locales
que habían sido conservadas por la familia” (en
concreto godello, mencía y maría ardoña). Instaló
la nueva bodega en la parroquia de Córgomo,
realizó la primera vendimia en 1990 y nacieron con
ella las marcas Montenovo, Valdesil, Valderroa
y Valderroa Carballo (a las que se sumarían más
tarde O Chao, Valteiro y Pezas Da Portela). Así
comienza la historia de Bodegas Valdesil, que 26
años después cuenta con Borja y Raúl como férreos
herederos de la tradición familiar.
“Nuestro principal reto es conservar el
patrimonio de los viñedos históricos que hemos
recibido, lo que implica un trabajo muy minucioso
y continuo”, explica Raúl. Y lo hacen atendiendo
más a la calidad que a la cantidad. Hablamos
de una producción de 140.000 botellas en total


a la izquierda,
Raúl y Borja
Prada posan en
exclusivas para
para Tapas en
Valdesil.

coN el ViNo


eN las VeNas


Borja y Raúl son la séptima generación de la familia Prada gayoso
creando vino, y siguen haciendo historia al frente de Bodegas valdesil.

texto javiER máRqUEz SáNCHEz _ fotografía DiEgo maRTíNEz
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