Yoga Journal Spain N.96 — Julio-Agosto 2017

(Greg DeLong) #1

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julio-agosto 2017

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En la dualidad entre ciencia y misticismo, un poco de luz. Y en la pérdida
de la unidad en el yoga, una visión conciliadora. En este número conta-
mos con la reconocida opinión en el estudio del yoga de Juan Ortiz.

HAY QUIEN REDUCE el sistema yoga a tan solo postu-
ras corporales y a una mera relajación. Eso también
le ocurre a innumerables practicantes del yoga y a
diversas corrientes donde impera el “postureo” y
el culto exagerado al cuerpo, como una manera de
rehuir o velar los aspectos esenciales a donde el yoga
señala e invita a transitar.
Si bien, el trabajo físico es una parte muy impor-
tante del yoga que debemos afrontar de la manera
más saludable posible, es también muy loable e
importante acceder a la práctica y vivencia del yoga
como una experiencia consciente y profunda de sí
mismo y como un puente para que se produzca la
transformación real y tangible de nuestra condición
de Ser humano para avanzar en el encuentro con
una mayor plenitud y recreación vital. Esta trans-
formación no es posible obviando algunos niveles o
posibilidades de nuestra condición que albergamos
como seres humanos, sino con el trabajo íntegro y la
unificación de todos esos potenciales o miradas.
Así que todas las visiones, todas las propuestas,
todos los lenguajes, todas las experiencias de la
humanidad no deben excluirse, sino aunarse y com-
plementarse con absoluto respeto y consideración
hacia los demás puntos de vista.
Toda la historia de la humanidad ha sido una
constante lucha, competición y enfrentamiento
entre esas diversas aportaciones que provienen de la
mística, espiritualidad y religiosidad (por una parte)
y de la ciencia o racionalidad pura (por otra parte).
Pero en este momento presente, sigue ocurriendo
lo mismo: los científicos critican a los místicos,
aduciendo que están fuera de la realidad y que sus
afirmaciones no se pueden comprobar y dependen
de la creencia o fe ciega. Los espirituales critican a los
científicos y dicen que están atados y esclavizados a
la materia y que ellos no pueden conocer la Verdad
Absoluta o el Continuum esencial de la realidad con
sus experimentos de laboratorio o sus teorías racio-
nales o especulativas. Y lo curioso de todo es que los
dos tienen parte de razón y, al mismo tiempo, los dos
olvidan que para la explicación completa y auténtica
de la Vida, son necesarios esas dos visiones de la

Por Juan Ortiz.
Director de la Escuela
de Yoga Dhyana

realidad, aparentemente tan contradictorias, pero
en el fondo, tan compatibles y complementarias.
¿De qué sirve el conocimiento científico si se
queda limitado a sus meras especulaciones y no se
abre a otras posibilidades, más allá de lo concreto y
conocido? ¿De qué sirve el conocimiento espiritual si
se queda atrapado en elucubraciones o percepciones
abstractas que no se conectan con la Realidad vital de
un ser humano?

Yug. Yoga. Unidad
Ken Wilber hablaba de un nuevo paradigma y de la
imperiosa necesidad de que surja una conciencia sin
fronteras. IBN Arabí abogaba por una comprensión
de todas las religiones o culturas y afirmaba: “solo
donde cabalgue el Amor, allí está mi verdadera reli-
gión”. Albert Einstein abría las puertas de la ciencia
a una espiritualidad profunda cuando declaraba que
los límites de la ciencia pueden ser solucionados y
ampliados con la apertura a Dios o a algo insondable
que todavía no podemos conocer del todo, pero que
está ahí como potencial o semilla.
La palabra yoga viene del término sánscrito Yug
que significa textualmente Ungir o Unir...Unidad.
Y es que esa es la clave: Ciencia y misticismo
deben dialogar y ayudarse para dar las dos una expli-
cación completa y profunda de la realidad; al fin y
al cabo, hay algo que las une y es que las dos tienen
como base común la búsqueda de la Verdad; solo
que la ciencia lo busca en el laboratorio y empirismo
externo y la Espiritualidad lo encuentra en nuestro
laboratorio interno.
La enfermedad es producida por la división o
escisión; la sanación se produce con la recuperación
o vivencia de la Unidad. Esta sociedad tiene muchas
enfermedades por esa división, competitividad y
denostación de lo ajeno; recuperará su saludo cuando
los seres humanos aprendamos a colaborar, a respe-
tar y valorar a los demás y a sentir que todos somos
Uno, la misma unidad, el mismo Ser, la misma Vida.
El individuo también está enfermo pues está dividido
internamente, diseccionado, limitado y superfi-
cial. Recuperaremos la verdadera salud cuando no

Ciencia y


espiritualidad


Opinión
JUAN ORTIZ

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