EXPLORA | FENÓMENOS NATURALES
FOTO: BLOOMBERG / GETTY IMAGES. ILUSTRACIÓN: DAVID MARTÍNEZ
CUENTAN QUE EL 5 DE DICIEMBREde 1854,
en Japón, un aldeano que trabajaba en los
arrozales percibió un temblor de tierra que
asoció a un inminente tsunami, resultante
del terremoto de Ansei Nankai. Para alertar
a sus vecinos, prendió fuego a sus gavillas
de arroz con objeto de guiarlos hasta las
tierras más altas, y gracias a eso todos se
pusieron a salvo. Esta historia, conocida
como InamuranoHi (que en japonés signi
fica «el fuego de las gavillas de arroz»), fue
el motivo por el cual las Naciones Unidas
establecieron el 5 de diciembre como el Día
Mundial de Concienciación de los Tsunamis.
Lo hicieron en 2015, aprovechando la firma
del documento de Sendai, en Japón, donde
la mayoría de los países miembros de la ONU
acordaron luchar de forma conjunta para
reducir el riesgo de desastres naturales.
En los últimos 100 años estos sucesos
catastróficos se han cobrado la vida de más
de 260.000 personas. El más letal de todos
ellos tuvo lugar en el océano Índico el 26 de
diciembre de 2004, que mató a más de
227.000 personas de 14 países distintos.
Para minimizar las bajas en lo posible, el
Centro Internacional de Información sobre
los Tsunamis, una colaboración entre la
Unesco y la Administración Nacional Oceá
nica y Atmosférica (NOAA) de Estados Uni
dos, genera periódicamente materiales
educativos para informar de lo que debe
hacerse en el momento en que se detecten
las primeras señales. Si, estando en el mar
o en la orilla, uno percibe bajo sus pies un
temblor de tierra, y un poco más tarde
observa que el mar retrocede de forma ines
perada, es señal inequívoca de que tenemos
que empezar a correr. Tras esa reculada del
mar, oiremos un fuerte rugido: es el ruido
que hace la colosal masa de agua cuando se
reagrupa mar adentro, donde conforma una
ola gigante que puede alcanzar decenas de
metros de altura y que avanza imparable
hacia la costa a mucha velocidad.
El tiempo transcurrido entre los primeros
indicios y la arremetida del tsunami es de
pocos minutos, así que hay que huir lo más
rápido posible, alejándose de la costa y
subiendo al punto más elevado. Porque el
tsunami no tiene freno: barrerá todo lo que
encuentre a su paso. Casas, coches, árboles,
personas, animales arrasará con todo, no
solo en la línea de costa. Podrá penetrar hasta
varios kilómetros tierra adentro. Y tras la pri
mera ola, puede llegar una segunda. Así que
saber qué hacer llegado el momento puede
marcar la diferencia entre la vida yla muerte.
Tsunamis:
verlos venir
¿LO SIENTES?
El suelo tiembla mucho
durante un instante, o
levemente mucho rato.
¿LO VES?
El mar se retira y el
fondo marino queda al
descubierto.
¿LO OYES?
Las masas de agua se
agrupan formando una
gran y rugiente ola.
¡CORRE!
No esperes un aviso
oficial. Ve al interior y
sube al punto más alto.
¡CUIDADO!:
TSUNAMI
A LA VISTA
Casi todos los tsunamis
(en japonés tsu significa
puerto o bahía, y nami,
ola) se dan en el Pacífico
(izquierda, Pandeglang,
Indonesia), donde existe
una gran actividad
sísmica. Reconocer sus
indicios es esencial para
poder ponerse a salvo.
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