El Mundo - 30.10.2019

(Sean Pound) #1

P A P E L


EL MUNDO. MIÉRCOLES 30 DE OCTUBRE DE 2019 HOJA Nº 27


L I T E R A T U R A

MIGUEL
Torres,
Cristina
Canudas y
Clara Santafé han traído a
Lagrada un espectáculo que
atañe a María Teresa León, la
mujer que, en la incivil guerra
del 36, iba al frente con una
pistola de cachas de nácar. El
teatro como arma, Guerrillas
del teatro. María Teresa, autora
de cuentos inolvidables, es
inseparable del teatro.
Mujer olvido. Tan olvidada y
durante tantos años, que llegó a
olvidarse de sí misma. Solo se
acordaba de los niños de Rusia,
a los que recogió en Moscú; y
de Rafael, cuya cama estaba
siempre preparada. Una noche
le recordé que uno de esos
niños era Ángel Gutiérrez,
pero no sabía quién era, que
trajo a Madrid el Teatro del Arte
después de haber dejado allí la
simiente del Siglo de Oro.
Gutiérrez era entonces puro
Vagtangov, pero esto tampoco
le decía nada a María Teresa
León, mujer esencialmente de
teatro. El teatro de guerrillas lo
impregnaba María Teresa,
como todo lo que tocaba, de un
sentido estético refinado. No
hay ética sin estética. Rafael
Alberti era un señorito andaluz
con su voz al nivel del mar
acariciada por el agua. María
Teresa perdió la memoria a la
vez que perdía a Rafael Alberti,
que la dejó por Beatriz
Amposta, que era novia del
camarada Ortega, excelente
pintor y eurocomunista de
ortodoxia ultracarrillista.
En su nebulosa de la
memoria, María Teresa los
reconocía, aunque ignoro el
grado de su afecto. Como a
Marcos Ana. A Pepe Ortega, en
el partido y en el Café Gijón, ya
en la democracia, lo
llamábamos el cabezón. Y se
cabreaba igual que Pepe Díaz,
cuando le llamábamos el
paleto. El ruralismo de Díaz era
un ruralismo refinado: Campo
de Criptana, pueblo manchego
ennoblecido por Sara Montiel.
Pepe Ortega era un ser
bastante inocente, carne de
cárcel. Un día que vio abierta la
puerta de la comisaría donde lo
habían llevado tomó las de
Villadiego y se presentó tan
campante en casa de Isabel y
de Caneja. Estos temieron que
lo hubieran seguido y que
pronto se presentaría allí la
policía para detenerlos a todos.
«Ni se han enterado», sentenció
Ortega. Y al poco tiempo se
largó de este inhóspito país.

DESAVENENCIAS


MARÍA


TERESA


LEÓN Y EL


OLVIDO


POR JAVIER
VILLÁN

(Anagrama), donde se
adentra en la parte de su
país que eligió decir adiós
a Europa (esto es: todo
Reino Unido excepto
Londres, Escocia y el
Norte de Irlanda). ¿Qué
fue del país que hasta
hace poco todo el mundo
miraba como un ejemplo
de modernidad y
cosmopolitismo?
El corazón de Inglaterra
es lo que indica su título:
un tierno pero duro,

El 24 de junio de 2016
Jonathan Coe se levantó
«sorprendido, confuso y
decepcionado».
¿Qué significa realmente
ser inglés en 2016?, se
preguntó tras conocer que
la opción de abandonar la
Unión Europea había
ganado el referéndum del
Brexit. Coe asegura no
haber encontrado todavía
una respuesta, pero lo ha
intentado al escribir
El corazón de Inglaterra


divertido aunque triste
retrato de la vida en sitios
como Cressage, Much
Wenlock, Bridgnorth,
Enville o Shrewsbury,
pequeñas ciudades y
pueblos más o menos
cerca de Birmingham.
El protagonista, Benjamin
Trotter, que llegó a
compartir brevemente
colegio con Boris Johnson,
acaba de cumplir los 50 y
se ha retirado a un viejo
molino a orillas del Severn
a escribir una novela sobre
su gran fracaso amoroso.
Su sobrina, Sophie, es
una profesora de arte que
tendrá problemas en la
universidad por un
inofensivo comentario a
una alumna trans. Su
mejor amigo, Doug, es un
reputado columnista de
izquierdas que acabará
liado con una diputada
tory. Mientras Doug
escribe artículos contra la
coalición entre David
Cameron y Nick Clegg, su
hija quema contáiners en
los disturbios de Londres.
La campaña del
referéndum eleva la
tensión en todo el país y la
hermana de Benjamin,
Lois, víctima de los
atentados del IRA de 1974
en Birmingham, entra en
shock al enterarse de que

la diputada Jo Cox ha sido
asesinada.
«Una de las paradojas
de la novela es que cuenta
la historia de Gran Bretaña
entre 2010 y 2018, pero en
esencia, éste es también un
libro muy personal. A la
gente le gusta catalogarme
como un escritor político
pero me gusta pensar que
escribo para entenderme
mejor a mi mismo.
Estamos en uno de esos
momentos en los que lo
personal se mezcla con lo
político», confiesa Coe,
que siempre se ha sentido
inglés y europeo y sigue
sin entender como los
políticos
obligaron a
forzar una
elección tan
«binaria» que
en el fondo era
un asunto
«mucho más
complejo, lleno
de matices».
«La campaña
estuvo marcada
por la violencia en el
lenguaje y apelaba a los
peores instintos de la
naturaleza humana»,
recuerda Coe, que ve con
preocupación la evolución
de la opinión pública.
«Llevamos tres años de
parálisis y todos empiezan

a impacientarse. Según
una encuesta reciente, la
mayoría de británicos
vería aceptable algún tipo
de violencia contra los
políticos si eso sirve para
salir de esta situación».
El autor de El club de los
canallas (2001) no cree
que Inglaterra sea un país
más o menos tolerante que
cualquier otro. «La
civilización occidental se
enfrenta a una crisis
existencial. Hay un
sentimiento generalizado
de descontento, infelicidad
e injusticia. La prosperidad
que tenemos no nos brinda
la felicidad que
esperábamos» y eso es
algo que se manifiesta en
Trump, los chalecos
amarillos, la Liga Norte y
«los problemas de
España», asegura.
«Cualquier cosa puede
pasar», opina sobre el
futuro de su país. «La
historia al final es un
conjunto de accidentes
o una desafortunada
alineación de
personalidades: es difícil
imaginar a dos personas
más inapropiadas para
depositar el futuro de Gran
Bretaña que Jeremy
Corbyn y Boris Johnson».
Coe cree que Johnson será
el próximo presidente
porque la oposición está
dividida y las elecciones ya
no van sobre votar a la
derecha o la izquierda.
El corazón de Inglaterra
también va sobre las
distintas maneras de
envejecer: sintiendo que
los años contribuyen a una
mayor sabiduría o lo
contrario, a esa sensación
de no entender nada de lo

que ocurre a nuestro
alrededor y sentirse
confuso, enfadado e
incluso traicionado por
ello. «El Brexit fue un buen
final para una era, una
época para definir lo que
era ser inglés. Ahora
empieza una nueva fase».

‘El corazón de Inglaterra’. El escritor


se adentra en las Midlands para


explicar las raíces del Brexit en una


novela que empieza con los disturbios


de Londres de 2011 y termina con la


violenta campaña del referéndum


JONATHAN COE:


“EL BREXIT FUE


UN BUEN FINAL


PARA UNA ERA”


POR LETICIA BLANCO
BARCELONA


“OCCIDENTE SE ENFRENTA


A UNA CRISIS EXISTENCIAL.


LA PROSPERIDAD NO NOS


BRINDA LA FELICIDAD


QUE ESPERÁBAMOS”


El escritor
Jonathan
Coe, ayer en
Barcelona.
ANTONIO
MORENO
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