El Mundo - 30.10.2019

(Sean Pound) #1

EL MUNDO. MIÉRCOLES 30 DE OCTUBRE DE 2019
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MUNDO
i


ROSA MENESES^
El Líbano se dirige hacia un escena-
rio imprevisible con la dimisión del
primer ministro, Saad Hariri, en
medio de una ola de protestas sin
precedentes en los últimos 15 años.
«Mi cargo no significa nada, lo que
importa realmente son las deman-
das del pueblo», dijo ayer Hariri en
un discurso televisado, en el que re-
marcó que el país se encuentra en
un «callejón sin salida».
La renuncia del Gobierno ha sido
la principal demanda de la llamada
revolución del Whatsapp desde que
estalló, el pasado 17 de octubre, tras
el intento del Ejecutivo de estable-
cer un impuesto a las llamadas a
través de aplicaciones de mensaje-
ría de 18 céntimos de euro al día. El
ministro de Telecomunicaciones re-
tiró la medida, pero los ciudadanos
continuaron en la calle para exigir
la renuncia de toda la clase política,
incluidos el primer ministro y el
presidente, Michel Aoun.

«Durante 13 días el pueblo liba-
nés ha esperado una decisión para
acordar una solución política que
pusiera fin al deterioro [de la econo-
mía]. Y yo he intentado, durante es-
te tiempo, encontrar una salida que
escuchara la voz del pueblo», decla-
ró Hariri. «Es el momento de que vi-
vamos un fuerte shock para enfren-
tarnos a la crisis», añadió.
Hariri había hecho varios inten-
tos para desactivar las protestas. El
primero de ellos, un día después
del estallido, al dar un ultimátum a
los ministros del Gobierno de uni-
dad nacional para que aprobaran
su plan de reformas bajo la amena-
za de dimisión si no lo hacían. La
semana pasada, el Gabinete acordó
el programa de recortes y privatiza-
ciones de Hariri, que incluía la ba-
jada en un 50% de los sueldos de
los políticos en activo, pero que
también afectaría a ex presidentes,
primeros ministros y diputados. Sin
embargo, los manifestantes no se

dieron por contentos y elevaron la
presión de la calle al exigir la for-
mación de un Gabinete reducido
(el actual, que tomó posesión en
enero tras nueve meses de arduas
negociaciones, cuenta con una
treintena de carteras) y dirigido no
por políticos, sino por expertos.
La dimisión de Hariri fue recibi-
da con escenas de júbilo en las pla-
zas donde se concentran los mani-
festantes, que entonaron el himno
nacional. «Esto no es el fin, es sólo
el principio», decía Lara Slim, ar-
quitecta que ha estado presente en
las protestas en los últimos 13 días,
al diario An Nahar. «El camino ha-
cia el cambio es muy largo, pero
podemos hacerlo y lo haremos»,
apostillaba Rawad Taha.
El primer ministro señaló que su
decisión responde «a la voluntad de
los numerosos libaneses que han
salido a la calle para reclamar un
cambio». Pero advirtió de que es ne-
cesario «proteger la paz civil y pre-

venir cualquier deterioro de la situa-
ción económica». Según la prensa
local, Hariri había intentado llegar a
un acuerdo con las diferentes fuer-
zas políticas para formar un Gobier-
no tecnócrata. Pero el partido chií
Hizbulá y el Movimiento Patriótico
Libre –la formación del presidente

Aoun– se opusieron ferozmente. El
pasado viernes, Hizbulá advirtió del
riesgo de una nueva guerra civil si
había «un vacío de poder» y recha-
zó la renuncia del Gobierno y la
convocatoria de elecciones anticipa-
das. El gesto de Hariri priva al país
de un liderazgo de consenso, pero
también supone un desafío al parti-
do chií, ya que le traslada todo el pe-
so de la crisis política.
Las movilizaciones populares
han mantenido su carácter pacífico
y cívico durante estas dos semanas,
pero en los últimos días, la tensión
ha ido creciendo en la calle, con en-
frentamientos entre manifestantes
pacíficos y partidarios de Hizbulá y
Amal (el otro partido chií) que ayer
se hicieron más violentos. Decenas
de militantes chiíes irrumpieron
por la mañana en un campamento
cívico y destruyeron las tiendas de
campaña de los activistas prendién-
doles fuego y golpeando a la gente.
La turba tuvo que ser dispersada
con gases lacrimógenos.
Desde que estallaron las protes-
tas, el país se encuentra paralizado.
Los centros educativos, los comer-
cios y los bancos no han abierto sus
puertas en 13 días. La economía li-
banesa se tambalea, con la libra al
borde de la devaluación. El país de
los cedros es uno de los más endeu-
dados del mundo, comprometiendo
un 155% de su PIB. El gobernador
del Banco Central del Líbano, Riad
Salameh, llamó el lunes a encontrar
una solución a la crisis para restau-
rar la confianza en la economía y
evitar un colapso. Un día después,
se dirige directo hacia el abismo.

Choques entre grupos de manifestantes contrarios y partidarios del Gobierno durante las protestas llevadas a cabo ayer en la capital del país, Beirut. AFP


La revolución


del Whatsapp


tumba a Hariri


El Líbano se encamina a un escenario


imprevisible tras la dimisión del ‘premier’


R. M.^
Saad Saad Hariri (Riad, 1970) ape-
nas ha podido seguir la estela de su
padre. Rafiq Hariri fue primer minis-
tro libanés en dos ocasiones: entre
1992 y 1998 y de 2000 a 2004. Duran-
te su primer mandato puso en mar-
cha un ambicioso plan de reconstruc-
ción del país, arrasado por la guerra
civil que acababa de terminar. El 14
de febrero de 2005 fue asesinado en
un atentado con coche bomba en Bei-
rut. Un Tribunal Especial en La Ha-
ya acusó formalmente a cinco miem-
bros de Hizbulá de la masacre. Su
muerte desató la llamada Revolución
de los Cedros, que consiguió expul-
sar a las tropas sirias que ocupaban
el Líbano desde hacía 30 años.
Obligado por las circunstancias,
Saad dio entonces un paso al frente,
como heredero de la fortuna, las em-
presas y del capital político de su pa-
dre. En un país donde rige un siste-
ma político confesional, el cargo de
primer ministro se confía a un suní.
Y así, en 2009, se convirtió en premier,
aunque con un debut titubeante y un
final abrupto, que acabó en 2011 con
la dimisión de los ministros del cam-
po de Hizbulá. Tres gobiernos ha di-
rigido desde entonces y ninguno ha
acabado bien. En un país en perpe-
tua crisis política, Saad Hariri nunca
ha podido imponer su voz.
Tras su primer periodo en el poder,
Hariri se autoexilió en Francia, te-
miendo ser víctima de un atentado
como su padre. Al regresar al Líba-
no, su segundo mandato comenzó en
diciembre de 2016, pero antes de que
cumpliera un año en el cargo, presen-
tó su dimisión en un comunicado des-

de Arabia Saudí en el que aseguraba
que «su vida corría peligro». Un mes
más tarde retiró misteriosamente su
renuncia y volvió al puesto. Desde que
le fue encargado su tercer gobierno,
en junio de 2018, había amenazado
muchas veces con dimitir. Finalmen-
te, ayer lo hizo.

SAAD HARIRI


PRIMER MINISTRO


DIMISIONARIO


Un líder a


la sombra


de su padre


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Días. Es el tiempo
que llevan cerrados
los comercios, los
centros educativos
y los bancos del país
por las protestas.
Saad Hariri. MOHAMED AZAKIR / REUTERS
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