EL MUNDO.
HOJA Nº (^24) P A P E L MARTES 5 DE NOVIEMBRE DE 2019
E N P O R T A D A
plan ‘esto es una mierda’».
Ríe. «La verdad es que me
ha ayudado mucho en las
cuestiones de criterio con
respecto a la carrera
artística. Es un tío
estupendo que... Es que yo
me dedico a la música
gracias a él». Y de pronto,
sus ojos se enrojecen, se
empañan. «Me voy a
emocionar, tío», exclama.
Está al borde de llorar. Se
queda en silencio unos
segundos. Sonríe. Continúa.
«Compartíamos la
habitación cuando yo era
chico, él tiene nueve años
más que yo, y mi primer
contacto con la música fue
cuando él llegaba de
borrachera y se sentaba a
tocar la guitarra por la
noche. Yo tendría seis o
siete años, tocaba canciones
de Vicente Amigo, Tomatito,
Paco de Lucía, Cañizares,
en fin, de flamenco clásico,
y yo me quedaba dormido».
Más adelante, Pablo le
empezó a coger aquella
guitarra. «Imagínate lo que
fue cuando una canción mía
sonó por primera vez en un
altavoz, y luego en la
radio...». Santi, licenciado en
Arquitectura y Bellas Artes,
ha formado parte del equipo
de Alborán desde sus inicios
como diseñador de carteles,
portadas y anuncios.
Alborán es un hombre
muy apegado a
sus padres, a su
otra hermana y
a sus cuatro
sobrinos. Ellos
son los primeros
en escuchar sus
canciones, el
primer filtro.
«Somos un
clan». Más allá
de ese círculo
familiar, ha mantenido su
vida privada como un
misterio. «Claro, es que
vida privada solo tengo una
y es mía. Creo que es
importante que sea así.
Incluso algunos amigos
míos no dicen que me
conocen porque hay veces
que la gente solo se acerca
a ellos, o a mi hermano, o
me salen primos por todos
los lados, porque soy
famoso, ya ves tú».
Su mayor temor también
tiene que ver con su familia.
«A mí lo único que me da
miedo es envejecer en
soledad. El hermano de mi
abuelo murió solo, tuvo un
manera tan explosiva hay
gente que siente mucho
rechazo y frustración, pero
es que ella es brutal. La
amo, simplemente, es una
gran amiga, una mujer
inteligente que sabe lo que
quiere». Por eso ve el éxito
de Rosalía como un
ejemplo a seguir. «Su
evolución me da mucha
esperanza. No solo por el
hecho de que haya logrado
petarlo en el mundo entero,
sino porque además lo ha
hecho con un estilo
diferente. Ésa es la
esperanza de cualquier
artista».
Día 3. Desayuna una
barrita energética que ha
cogido del minibar mientras
recorre Sunset Boulevard
con el fotógrafo de Papel.
Fue aquí cerca donde tuvo
en 2014 un encuentro con la
Policía local después de
hacer lo que comúnmente
conocemos como una pirula
–involuntaria, aclara él–. El
coche era de su productor,
no llevaba carnet de
conducir y eran las dos de la
madrugada. Demostración
de que tiene cara de
persona de fiar, el agente
sólo le pidió que andara por
una línea de la acera y que
se tocara la nariz con los
ojos cerrados para
comprobar que no había
bebido y le dejó ir a casa.
Tras un selfi en el
escaparate de la tienda
Hustler, que anuncia
lencería fetichista con el
oportuno rótulo de «Taboo»,
sale a Warner para hacer
ocho entrevistas en inglés
junto a Ava Max, quien
intenta hablar lo menos
posible y sólo para decir
cosas bonitas de Alborán.
El coche está parado en
medio de una autopista de
siete carriles. «Mi hermano
Santi es el mayor crítico de
mi música», dice riendo. «Es
un grandísimo hijo de pe»,
ríe más. ¿Pero en plan «esto
es muy moñas»? «No, en
ictus y estaba muy mal,
pero él rechazó la ayuda,
quería morirse, que lo
respeto, pero fue muy, muy
trágico. Yo tenía 17 años y
fue terrible, de hecho
cuando me voy lejos y dejo
a mis padres me da un
poquito de pellizco».
Ocho entrevistas después,
Alborán presenta por fin
Tabú a toda la plantilla de su
discográfica en un pequeño
auditorio que hay en el
edificio. La interpreta con
Ava Max y toca otras dos
canciones con guitarra y
piano en las que se gusta
con los melismas vocales y
con sus requiebros
melódicos, demostrando
que es muy consciente de
sus puntos fuertes.
Allí también se presenta
el vídeo, en el que aparece
La Mari de Chambao y que
está dirigido por otro
malagueño de éxito y viejo
amigo, Santiago Salviche.
«Desde hace años estaba
deseando usar la idea de la
boda gitana de Bodas de
sangre y en Tabú queda
perfecto, aunque luego se
parezca a Piratas del
Caribe», explica con
humor este cotizado
realizador, instalado en Los
Ángeles desde hace 11
años. Ha rodado vídeos
musicales de Enrique
Iglesias, J. Balvin, Maluma,
Marc Anthony, Ricky
Martin y, sobre todo,
Jennifer Lopez, de quien
hizo el año pasado El
anillo, que ya supera las
300 millones de
visualizaciones en
YouTube.
Un cuadro de seis
flamencas modernitas y la
reivindicación del arte jondo
en la estética del vídeo con
el que se intenta seducir al
público anglosajón hacen
pensar, de nuevo, en
Rosalía. Selviche sonríe.
«Ella ha ayudado a enseñar
al mundo el arte que
tenemos en España y
además lo ha mostrado con
una modernización, y eso lo
tenemos en común», dice
este director de moda que
en 2020 estrenará una serie
política en Netflix.
La mayoría de los
empleados han vuelto a sus
sitios, donde por cierto es
casi imposible ver un solo
disco encima de una mesa, y
la sonrisa de Alborán ya ha
saludado a todos los
influencers, periodistas e
invitados reunidos ante un
piscolabis de fantasía.
Se cambia un momento
en el camerino, coge la
maleta y sale pitando
vestido con un grueso
chándal gris camino del
aeropuerto para volver a
España. Lo que es seguro
es que no va a tomar una
pastilla para dormir,
después de una mala
experiencia que tuvo hace
dos años en Miami al estilo
de Mi año de descanso y
relajación de Ottessa
Moshfegh. «Quería evitar el
jet lag y grabar a la mañana
siguiente despejado, pero
me dieron una pastilla tan
fuerte que desperté a la
mañana siguiente con
media cabeza rapada y el
lavabo lleno de pelos, que
parecía que habían matado
a un gato allí, y no
recordaba nada».
Podría ocurrir que
durante las 12 horas de
vuelo soñara con volar, su
sueño más habitual, que
según las teorías del
psicoanálisis es símbolo de
deseos e impulsos de
libertad e independencia,
algo propio de personas
abiertas al cambio, creativas
e innovadoras. No hay nada
que resuma mejor las
intenciones de Pablo
Alborán ahora mismo.
Nueva pareja de
baile. Alborán charla
con Ava Max; abajo,
interpretando una
canción en la sede
de Warner en Los
Ángeles.
“LA EVOLUCIÓN DE ROSALÍA
ME DA MUCHA ESPERANZA.
HA TRIUNFADO EN EL MUNDO
ENTERO Y LO HA HECHO
CON UN ESTILO DIFERENTE”
VIENE DE HOJA 23