Fue ministro de Exteriores
del primer gobierno
nacido de elecciones
libres en la RDA: “Que
la CDU se apropie
de la Unificación es
colonización y una
falta de respeto”,
denuncia Meckel
presidenta de la agrupación en
Templin. Fue una mujer inteligen-
te, divertida y con olfato político.
Cuando su hija accedió a la Canci-
llería dio un paso atrás, pero siem-
pre se mantuvo activa y asistía a
las reuniones.
P. Merkel es hija de vicario, usted fue
vicario, el ex presidente alemán Joa-
chim Gauck fue vicario y todos eran
activistas.
R. La iglesia era la única organiza-
ción independiente y autónoma
en la RDA y en un clima de ateís-
mo generalizado y de represión,
su obligación ética y moral era la
defensa de los derechos y liberta-
des. Y así fue como los templos se
convirtieron en centros de reu-
nión. El papel de la Iglesia fue
muy importante y como tal ha si-
do reconocido.
P. ¿Qué lección extrae de esos 30 años
de la caída del Muro?
R. La población alemana del Este y
del Oeste sigue sin conocerse y así
no puede sellarse la Unificación,
una Unificación con respeto y dig-
nidad. Hay que aprender de la His-
toria porque cuando es veraz, no
sólo ayuda a resolver conflictos, si-
no también a prevenirlos.
P. De la Historia de Berlín, por cierto,
sólo queda rastro visible en los libros.
Del Muro quedan para el recuerdo y
los turistas unos cientos de metros y
eso es sólo un ejemplo.
R. Yo siempre me opuse a que se
destruyeran los vestigios del pa-
sado, al menos de una forma tal
radical.
P. Una parte de la población se ha que-
dado además sin referencias, como
usted decía, colonizada. ¿Es eso caldo
de cultivo para el populismo de Alter-
nativa para Alemania?
R. La AfD se ha convertido en el
partido de protesta en la RDA, por
la decepción de la CDU e incluso
de mi partido, el SPD. Kohl prome-
tió el oro y el moro, pero el oro no
llegó. El canciller Gerhard Schroe-
der no sólo no le dedicó mucha
atención a los nuevos estados fede-
rados, sino que hizo una reforma
de las prestaciones sociales que
aún trae cola.
P. Y a Schroeder le siguió Merkel, una
mujer del Este.
R. ¿Cree usted que si Merkel se hu-
biera presentado como una germa-
noriental que lucha por los germa-
norientales hubiera llegado siquie-
ra a ser jefa de la CDU. Los
alemanes del Oeste no lo hubieran
permitido. Ella no ha hecho políti-
ca para el Este. Su política es la
CDU.
P. Hace unos días asistió a los actos
conmemorativos de la revolución de
Leipzig y dijo textualmente:
«Soy una de vosotros».
R. Sí, ahora que se va.
Hungría, Checoslovaquia y la RDA.
P. En Alemania parece que sólo cuenta
la última ficha.
R. Siempre he pedido al Gobierno
federal que reconozca el papel de-
sempeñado por esos países en
nuestra propia Historia y les invite
a las conmemoraciones del Muro.
Este año, y por vez primera, el pre-
sidente Frank-Walter Steinmeier,
ha invitado a sus homólogos a Ber-
lín. Es lo correcto.
P. El 7 de octubre de 1989, cuando aún
ejercía de vicario, usted cofundó el
Partido Socialdemócrata en la RDA y,
con usted, dos vicarios más y un acti-
vista que resultó ser un topo de la Sta-
si, tan profesional que hasta se con-
virtió en presidente del partido.
R. Sí, tres vicarios y un funcionario
de la Stasi, Ibrahim Böhme.
Se le descubrió en 1990 y fue un
escándalo, pero nosotros sospechá-
bamos de él desde mucho antes.
P. Dado que Böhme era informante de
la Stasi, se supone que las autoridades
estaban al tanto de sus planes. ¿Por
qué se le dejó hacer? ¿Era ya una
muestra de debilidad del régimen o el
objetivo era trufarles para instrumen-
talizarles?
R. No se quién se benefició más de
quién. Böhme se metió en la piel
del socialdemócrata que ayudó
mucho al partido.
P. ¿Es cierto que la madre de la canci-
ller Angela Merkel se unió al SDP tras
su fundación?
R. Sí y no sólo eso, sino que fue
sistema de financiación que el pri-
mer ministro Lothar de Maizière
estaba dispuesto a pactar con Hel-
mut Kohl. La RDA no estaba en
condiciones de entrar en el sistema
fiscal y de reparto del Oeste en tér-
minos de igualdad, pero de
Maizière insistía. A veces teníamos
la sensación de que no se negocia-
ba entre dos gobiernos democráti-
cos sino entre dos ramas de un
mismo partido, la Unión Cristiano-
demócrata (CDU).
P. De hecho Kohl ha pasado a la Histo-
ria como el canciller de la Unificación
y la CDU sigue sacando rédito de ello.
R. Pero no es cierto. Es una versión
errónea e interesada de la Historia
que a los germanorientales ni les
gusta ni la merecen. La Unificación
no se debió a Kohl, pese a su papel
importantísimo en todo el proceso.
Fue un acuerdo entre dos gobier-
nos elegidos democráticamente.
Apropiarse de la Unificación signi-
fica dominación, colonización. Es
una falta de respeto. No fue así.
P. ¿Cómo vivió la caída del Muro?
R. Con muchísima emoción, pero no
gracias a Kohl, que ni siquiera esta-
ba en Alemania aquella noche má-
gica. Fue la culminación de la revo-
lución pacífica iniciada en Leipzig
con 70.000 personas en la calle gri-
tando «nosotros somos el pueblo»,
aunque en toda revolución influyen
muchos factores. Para ser justos, la
caída del telón de acero y del muro
de Berlín fue fruto del efecto domi-
nó creado por el movimiento Soli-
daridad en Polonia, al que siguieron
Markus Meckel lideró la
diplomacia en el Gobier-
no nacido de las prime-
ras elecciones libres ce-
lebradas en la RDA,
cuatro meses después de la caída
del Muro. Su gestión fue breve, co-
mo la de un Ejecutivo cuya razón
de ser fue negociar la reunificación
apadrinada por las potencias alia-
das. Trabajó intensamente con su
colega occidental, Hans Dietrich
Gensche, y participó en las nego-
ciaciones que desemboca-
ron en el Tratado Dos más
Cuatro. Meckel, sin embargo,
no asistió a la firma de un
acuerdo histórico. Seis sema-
nas antes, el 20 de agosto de
1990 dimitió de su cargo, junto con
todos los ministros socialdemócra-
tas del Gobierno de Lothar de
Maizière.
P. ¿Por qué rompieron la coalición de
Gobierno en puertas de la Unificación?
R. No estábamos de acuerdo con el
POR
CARMEN
VALERO
BERLÍN
MARKUS
MECKEL
ENTREVISTA
Helmut Kohl
prometió el oro y
el moro a la RDA,
pero el oro no llegó
H E L M U T K O H L «No es que yo esté tratando de acelerar
las cosas, es que hay una fuerza que nos conduce»
M A R G A R E T T H A T C H E R «¡Vencimos dos veces a los alemanes!
Y ahora regresan otra vez»
Docu-
mento de
identidad
de Markus
Meckel.
M U R O D E B E R L Í N
EL MUNDO. VIERNES
8 DE NOVIEMBRE
DE 2019
P A P E L P Á G I N A 8