El Mundo - 08.11.2019

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EL MUNDO. VIERNES 8 DE NOVIEMBRE DE 2019
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SALUD


LAURA TARDÓN MADRID
La reconocida investigadora espa-
ñola Margarita Salas falleció ayer
en Madrid, a los 80 años. Se ha que-
dado sin uno de los Premios que
más ilusión le hacía tener: el Prínci-
pe de Asturias. «Es muy emblemáti-
co para mí, que soy asturiana», de-
cía en una entrevista con este diario.
Sin embargo, se ha llevado un sinfín
de reconocimientos a nivel interna-
cional por los que se sentía orgullo-
sa. Fue la primera mujer española
elegida miembro de la Academia
Nacional de Ciencias de EEUU en
2007 y muere exactamente el mis-
mo día que nació la histórica cientí-
fica Marie Curie: un 7 de noviem-
bre, hace 152 años.
Según han explicado fuentes fa-
miliares a este periódico, el pasado
12 de octubre le detectaron varias
úlceras isquémicas y fue ingresada
en el Hospital Universitario Funda-
ción Jiménez Díaz, donde los mé-
dicos vieron que le faltaba riego en
el tubo digestivo. A partir de ahí,
sufrió varias paradas cardiacas, la
última, la de esta mañana.
Hace cuatro meses, la investiga-
dora asturiana fue doblemente ga-
lardonada por la Oficina Europea de
Patentes, en la categoría Logro de
toda una vida, por haber puesto la
secuenciación de ADN al alcance de
muchos más investigadores y cientí-
ficos y allanar el camino para nue-
vos avances en genética. «Es una de
sus mayores contribuciones, ayudó
mucho a entender cómo se duplica
el ADN», comenta el biólogo Ginés
Morata, uno de los dos únicos espa-
ñoles que pertenecen a la Royal So-
ciety del Reino Unido y a la Acade-
mia Nacional de Ciencias de EEUU.
Salas nació el 30 de noviembre de
1938 en la localidad asturiana de Ca-
nero. Se licenció en Ciencias Quími-
cas por la Universidad Complutense
de Madrid y después se doctoró en
Bioquímica por la misma universi-
dad. Esta decisión fue gracias al No-
bel español Severo Ochoa. «Le co-
nocí en tercero de carrera. Mi padre
y él habían estudiado juntos. Me in-
vitó a una conferencia que daba en
Oviedo y me fascinó. Seguí los pa-
sos que me indicó», según señalaba
en una entrevista a El Mundo. De
ahí que ampliara sus estudios en la
Universidad de Nueva York, donde
fue alumna del científico español
durante tres años.
Volvió de su posgrado en 1967.
Por aquel entonces, reconocía, «Es-
paña era un desierto científico».
Con ayuda de su marido, Eladio Vi-
ñuela, también investigador, puso
en marcha un laboratorio en el que
ambos compartieron trabajo hasta
1970, momento en el que Viñuela
decidió dedicarse al estudio del vi-
rus de la peste porcina africana.
«Con el tiempo, me convertí en una


científica con nombre propio, no la
mujer de Eladio».
De su compañero en la vida y la
ciencia, hablaba maravillas. «He te-
nido un marido fantástico con el
que ha habido mucha complicidad
y una hija maravillosa. Era muy ge-
neroso y siempre me ha apoyado».
Entre los logros de Salas, el des-

cubrimiento de la ADN polimerasa
del virus bacteriófago Phi29, que
tiene una aplicación crucial en bio-
tecnología: permite amplificar el
ADN de manera sencilla, rápida y
fiable, por lo que se usa en medici-
na forense, oncología y arqueolo-
gía. Esta tecnología ha sido la pa-
tente más rentable del CSIC.
Desde 1968 hasta 1992 fue pro-
fesora de Genética Molecular en la
Facultad de Químicas de la Univer-
sidad Complutense y entre 1976 y
1981 desempeñó también la activi-
dad docente en la Facultad de
Ciencias de la Universidad Autóno-
ma de Madrid. Además, desde
1974 ha sido profesora de investi-

gación del Consejo Superior de In-
vestigaciones Científicas (CSIC) en
el Centro de Biología Molecular
Severo Ochoa, centro que dirigió
hasta enero de 1994.
El curriculum de esta pionera de
la biología molecular es casi inter-
minable. Uno de los reconocimien-
tos de los que más orgullosa se sin-
tió fue ser nombraba miembro de la
Academia Nacional de Ciencias de
Estados Unidos, en mayo de 2007.
«Fue la primera mujer española
miembro de esta academia», desta-
ca Ginés Morata. Este honor la con-
virtió en la cuarta personalidad de
la ciencia de nacionalidad española
con este reconocimiento, después

de Antonio García Bellido, Juan
Luis Arsuaga y Andreu Mas-Colell.
María Castellano Arroyo, cate-
drática de Medicina Legal y Foren-
se y miembro de la Real Academia
Nacional de Medicina (RANM), se
refirió a ella como «ejemplo de mu-
jer y de científica para varias gene-
raciones de españolas, entre las
que me encuentro muy agradeci-
da», informa Soledad Valle.
En palabras de Morata, «es una
gran pérdida de la Ciencia española.
Era una científica de altísimo nivel».
Salas se sentía reconocida, aun-
que se quedó con ganas de un pre-
mio que habría sido muy especial
para ella. Como ella decía: «Hay
uno que me gustaría tener, el Prín-
cipe de Asturias. Es muy emblemá-
tico para mí, que soy asturiana».
A falta de este galardón, el cari-
ño de la gran familia de científicos.
Según el ministro de Ciencia, Inno-
vación y Universidades, «Salas es
una referencia en la ciencia de Es-
paña, una científica absolutamente
ejemplar, con descubrimientos im-
portantísimos en la biología y en la
química. Realmente estamos de lu-
to en el sistema científico español.

Deja muchos herederos y herede-
ras de su saber científico y se sigue
estudiando y se sigue ampliando el
conocimiento que ella abrió en Es-
paña en los centros punteros de in-
vestigación, específicamente sobre
el cáncer y el envejecimiento».
A tenor de las palabras de María
Blasco, la directora del Centro Na-
cional de Investigaciones Oncoló-
gicas (CNIO), Salas dejó huella:
«Siento como si me hubiesen
arrancado una parte de mi vida, ya
que ha sido mi madre científica, la
que me inspiró y me empujó en la
ciencia. En el CNIO trabajamos va-
rios de sus discípulos, nos gusta
llamarnos los Margaritos ya que
nos impregnó su tesón y su pasión
por la ciencia. Es un ejemplo de
trabajo a la que los científicos es-
pañoles le debemos mucho. Una fi-
gura irremplazable», informa Ra-
quel Serrano.
«Pasión por la investigación, de-
dicación, entusiasmo y rigor expe-
rimental». Es lo que cuenta Salas
que aprendió de Severo Ochoa y lo
que aplicó cada día de su vida, has-
ta el final. «Nunca dejó de trabajar.
Era un placer verla siempre tan en-
tregada. Tuvo un mérito muy gran-
de», cuenta Morata. «No concibo la
vida sin investigación», decía ella.
«El CSIC lamenta profundamen-
te la pérdida de Margarita Salas,
una de nuestras mejores científi-
cas», ha señalado Rosa Menéndez,
la presidenta de esta institución.
«Nos quedamos con el recuerdo de
una mujer luchadora que va a per-
manecer en nuestra memoria y en
el de la ciencia española.

La ciencia española en femenino


Margarita Salas, discípula de Severo Ochoa, primera mujer española en la Academia de


Ciencias de EEUU y autora de la patente más rentable del CSIC, falleció ayer a los 80 años


JOSÉ AYMA

Su hallazgo crucial
se usa en medicina
forense, oncología o
arqueología a diario

Solía decir que a su
vuelta de EEUU en
1967 España «era un
desierto científico»
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