El Mundo - 21.10.2019

(Steven Felgate) #1

EL MUNDO. LUNES 21 DE OCTUBRE DE 2019
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ESPAÑA
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ÁNGELA MARTIALAY BARCELONA
Santi Vila (Granollers, Barcelona,
1973) es uno de los hombres que
con su testimonio ha contribuido a
crear la verdad judicial de aquello
que se denominó el procés. En una
extensa conversación con EL MUN-
DO, nos cuenta que, tras el éxito de
su primer libro, De héroes y traido-
res. El dilema de Cataluña o los 10
errores del procés, prepara una se-
gunda entrega que fue escribiendo
por las noches durante los cuatro
meses que fue juzgado por el Supre-
mo. En esas páginas contará cómo
fue su paso por el banquillo de los
acusados y cómo cree que puede so-
lucionarse el conflicto catalán.
Pregunta. – ¿Fue el procés una en-
soñación? ¿Engañaron a los catala-
nes?
Respuesta.– Yo no hablaría de en-
soñación. Hablaría de una reacción
política, a veces racional, a veces ex-
cesivamente emocional, fruto de una
serie de decisiones políticas y jurídi-
cas que tuvieron un impacto directo
en Cataluña. Tampoco hablaría de
engaño. Hablaría seguramente de un
proceso con muchos errores cometi-

dos y que debería haberse gestiona-
do de forma muy distinta.
P.– ¿Qué le parece la sentencia?
R.– Muy dura y seguramente in-
justa por desproporcionada, por
excesivamente gravosa. La conde-
na sobre los Jordis o sobre Oriol
Junqueras encarna una contradic-
ción. La propia sentencia subraya
que, en definitiva, esta moviliza-
ción, este movimiento, tensó la
cuerda, pero con el propósito de no
romperla. Y, sin embargo, las con-
denas que se imponen son propias
de una cuerda que se ha roto.
P.– ¿No cree que tensaron dema-
siado la cuerda?
R.– Sin duda. Y debemos ser to-
dos críticos y autocríticos por las de-
cisiones que se tomaron en Catalu-
ña y también por las decisiones que
no se tomaron en Madrid. La propia
sentencia hace referencia a la elu-
sión de responsabilidades por parte
de algunos actores políticos que de-
bieron haber acometido su respon-
sabilidad traspasándola al ámbito
de la Justicia. Los sueños de un país
se recogen en su Constitución y sus
demonios en el Código Penal.

Cuando, en un conflicto político, los
políticos eluden su responsabilidad
y traspasan esta responsabilidad al
Código Penal y a los jueces, inevita-
blemente la respuesta es dura. Y la
respuesta no ayuda a resolver nada.
P.– ¿Usted cree que lo que sucedió
en septiembre y en octubre de 2017
tenía que haber quedado sin una res-
puesta penal?
R.– No digo que no tuviera que te-
ner respuesta penal. Digo que nunca
se tenía que haber llegado a aquel
extremo. La política debió haber sido
mucho más audaz y más valiente.
P.– ¿Cómo ha vivido todo este pro-
ceso judicial?
R.– Pues con una tristeza enor-
me, porque hemos vuelto a tropezar
cuando España vive uno de sus me-
jores momentos de la historia, y
también Cataluña. Quiero pensar
que esto es resoluble. Creo que al-
gunos de mis compañeros a lo má-
ximo merecerían el reproche políti-
co, pero no reproche penal y, menos
aún, con la privación de libertad.
P.– ¿Se siente satisfecho de que, en
cierto modo, el Supremo haya dado
credibilidad a su testimonio?

R.– Me siento reconfortado y agra-
decido porque mis abogados y yo
mismo intentamos no sólo defender-
me de las acusaciones que caían so-
bre mi cabeza, sino también compro-
meterme en justificar algunas de las
decisiones que tomaron mis compa-
ñeros. Me parecía honesto intentar
explicar cómo vivimos aquellas se-
manas, por qué tomamos unas deci-
siones y no otras. De hecho, mi rela-
ción con ellos inflexionó a partir de
mi declaración. Algunos imaginaron
que mi testimonio podría ser incrimi-
natorio; cuando vieron que era justo
lo contrario, cambiaron nuestras re-
laciones. Acabamos el juicio mucho
más próximos y mucho más empáti-
cos de lo que lo habíamos empezado.
P.– ¿Cómo se soluciona la fractura
que hay dentro la sociedad catalana
y la ruptura entre el independentis-
mo y el resto de España?
R.– En primer lugar, tenemos que
conseguir desinflamar, destensar,
volver a conseguir que impere la ra-
zón y no la emoción. Para conseguir-
lo, yo creo que tener políticos en la
cárcel no ayuda y, por lo tanto, será
muy difícil que esta herida que está

«La sentencia es muy dura e


injusta por desproporcionada»


Ex ‘conseller’ de la Generalitat. Fue miembro del Govern con el presidente Artur Mas, primero, y
con Carles Puigdemont, después. Ahora se encuentra inhabilitado para ejercer cualquier cargo
público tras la sentencia del Tribunal Supremo. Vila fue uno de los hombres claves del ‘procés’

SANTI


VILA


sangrando, como estamos viendo es-
tos días en Barcelona, se supere si te-
nemos políticos en la cárcel. Es evi-
dente que, después de las elecciones
en Madrid, deberá haber elecciones
en Cataluña que permitan a los ciu-
dadanos confirmar o revocar algu-
nos de los planteamientos políticos
que se están haciendo ahora y que
creo que no tienen la autoridad mo-
ral y política suficiente para hacerse.
P.– ¿Qué se debe hacer para resol-
ver el conflicto?
R.– Hay que transitar de las bue-
nas palabras a la negociación riguro-

sa. No ha existido. Por parte del Go-
bierno de España hay que coger el
toro por los cuernos y afrontar este
tema en serio, no sólo desde la retó-
rica o desde el interés partidista.
P.– Cuénteme qué pasó en las ho-
ras previas a su dimisión, cuando
ya sabía que el Govern iba hacia la
vía unilateral...
R.– Sucedió que las llamadas a la
serenidad, a echar el freno, se frus-
traron. En consecuencia, se nos lle-
vó la ley por delante. Una pena, por-
que creo que tanto en el Gobierno de
España como el de la Generalitat el
sentimiento mayoritario era intentar
evitar el choque institucional. Me ju-
gué la carrera y la perdí por intentar
evitar ese choque. No hubo suficien-
te músculo político para, por parte
del Gobierno de Madrid, enviar un
mensaje balsámico que ayudara a
empoderar a los moderados. Los po-
líticos en privado deben poder llegar
a acuerdos y con la palabra dada en
privado debe ser suficiente. Esto no
se daba y, por lo tanto, cuando yo
trasladaba posiciones del Gobierno
de España –siendo interlocutores los
ex ministros Íñigo Méndez de Vigo o
Rafael Catalá, perfiles centristas– a
mis compañeros, la presunción era
que nos van a engañar.
P.– ¿Mantiene contacto con Carles
Puigdemont?
R.– En los dos últimos años he
intercambiado con él dos cartas cu-
yo contenido no puedo hacer públi-
co ahora por respeto al president de
la Generalitat.
P.– ¿Les quedó pendiente una últi-
ma conversación cara a cara des-
pués de que el Govern apostara por
la vía unilateral o la tuvieron?
R.– La tuvimos, y entre lágrimas,
porque veíamos venir que no nos ve-
ríamos más en mucho tiempo. Él me
auguraba que mi carrera política se
acabaría, ya que sería muy difícil que
la gente comprendiera mis posicio-
nes en Cataluña. Él también augura-
ba casi trágicamente que su papel
iba a ser muy duro en los años veni-
deros, como así ha sido. En contra de
lo que se cree, tengo que decir ho-
nestamente que, hasta el momento
del Pleno de la declaración de inde-
pendencia, Puigdemont no estaba

ALBERTO DI LOLLI

«Se constata que
el ‘president’ Torra
no es un político,
es un activista»

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DESAFÍO SOBERANISTA LA ENTREVISTA

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