El Mundo - 21.10.2019

(Steven Felgate) #1
EL MUNDO. LUNES 21 DE OCTUBRE DE 2019
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OPINIÓN i


PABLO CASADO puede ganar las elec-
ciones del 10 de noviembre. Crece en to-
das las encuestas mientras Pedro Sán-
chez permanece estancado e incluso re-
trocede. El debate a cinco en televisión
se convertirá en la clave para que los in-
decisos se decidan.
Si los sondeos demoscópicos de hoy se
confirmaran, la estabilidad política ha-
bría empeorado con relación al 28 de
abril. Y, salvo la rendición de Sánchez an-
te los secesionistas, que no se puede des-
cartar, la fórmula para el desbloqueo pa-
sará por la gran coalición. A Pablo Casa-
do le correspondería la responsabilidad
política del hombre de Estado. Descarta-
do en principio un Gobierno de coalición,
el presidente del PP permitiría al líder so-
cialista el Ejecutivo monocolor al que as-
pira, pero con una serie de condiciones
muy precisas que justificaran ante los
electores del PP la quiebra del bloqueo.
Casado no tiene la menor confianza en
Sánchez, y con sobrados motivos. Para la
gran coalición deberá articular una serie
de controles que garanticen el cumpli-

miento de los acuerdos. Una cosa es ac-
tuar como hombre de Estado y otra muy
distinta, como un pardillo. Conviene no
olvidar que, una vez investido el presi-
dente, resulta muy complicado que triun-
fe una moción de censura. Por eso Pablo
Casado, para facilitar a Pedro Sánchez su
permanencia en la silla curul de Mon-
cloa, impondría una serie de condiciones,
empezando por establecer una solución

constitucionalista en Navarra.
La exigencia más importante, en todo
caso, no puede estar mas clara: la apli-
cación del articulo 155 de la Constitu-
ción, con la suspensión de la Autonomía
de Cataluña, hasta que se extirpen de
aquella región española la algarada, la
violencia, la guerrilla urbana y el hori-

zonte terrorista. La destitución del pre-
sidente marioneta de la Generalidad, el
racista Joaquín Torra, es imprescindi-
ble. Al ponerse al frente de una mani-
festación, cortando una carretera, se ha
convertido en presunto delincuente y es
necesario ponerle cuanto antes a dispo-
sición de la Justicia.
Tras Navarra y Cataluña, en fin, sería
necesario que Casado estableciera una

decena de condiciones más porque no se
le puede conceder gratis el Gobierno a
Sánchez. Todo eso suponiendo que el lí-
der del Partido Popular no gane las elec-
ciones, que ya veremos lo que decide el
pueblo español el 10 de noviembre.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.

CANELA FINA


LUIS MARÍA
ANSON

PARECÍA imposible, y moralmente
quizás lo sea, pero, en términos
estrictamente de Gobierno, Pedro
Sánchez empieza a hacer bueno a Rajoy.
Ha conseguido empeorar aquel desastre
que supuso su bienio en minoría en la
Moncloa, sobre todo su inacción ante el
golpe de Estado en Cataluña. Todo lo
anunciaron mil veces los golpistas; y mil
veces lo negaron los genios del Gobierno
del PP. «No habrá urnas», aseguraba
Soraya, la listilla tontuela, en vísperas
del referéndum del 1-O; «¿cómo va a
haber urnas, si no tienen dinero?», reía
Montoro, docto en apuñalar compañeros
de partido y tesorero del golpe de Estado
durante los seis años de su luctuosa
estadía en el Vampirato Fiscal, fiero para
todos salvo para el golpismo catalán. Le
basta a Sánchez mantener su política con
el FLA para favorecer a Cataluña, o sea,
para seguir financiando las estructuras
golpistas, que siguen intactas.
Pero el error tiene más perdón cuando
es original que cuando copia. Y lo que
viene haciendo Sánchez desde esa
sentencia que ha sentenciado por muchos
años el crédito del Supremo (y todavía
pide respeto la APM) es copiar la política
de avestruz de Rajoy frente al descaro
golpista de la Generalidad: fingir que no
ve lo que está viendo todo el mundo,

porque los terroristas no se ocultan, se
exhiben. También Sánchez, ay, se
finge ciego.
Pero finge fatal. Marlaska, que ya ha
conseguido mejorar a Zoido y está a punto
de superar en ineptitud al desmemorialista
Fernández Díaz, insistió ayer en que «lo de
Cataluña es, exclusivamente, un problema
de orden público», como repitiendo la
grotesca argumentación lucianesca del
chaqueteo del Supremo: de rebelión a
sedición y asegurando la colocación. Pues
un ministro que entrega cinco días la
segunda capital española a las hordas
organizadas de terroristas urbanos,
alentados y escoltados por el
representante del Estado, un tal Torra,
debería haber dimitido ya, por inútil. O
debería haber sido destituido por Sánchez,
por incompetente.
Pero Marlaska sólo cumple las
órdenes de Pedro-Mariano Sánchez,
que se resumen en dos: no hacer nada y
esperar a que escampe. Uno de
aquellos abobados de Soraya reciclados
por Casado, que tampoco aprende del
yerro apaciguador de Rajoy, dijo en
vísperas del trafalgar judicial: «La
sentencia tendrá un efecto balsámico». ¡El
eterno retorno de lo memo!

Sánchez


mejora a Rajoy


Un ministro que entrega
cinco días la segunda
capital española a las
hordas debería haber
dimitido ya, por inútil

COMENTARIOS
LIBERALES

F. JIMÉNEZ
LOSANTOS

IDÍGORAS Y PACHI


Casado, tras


las elecciones


ENTRE la humareda y las barricadas, algu-
nos destellos esperanzadores. Apenas ocu-
pan una foto, un vídeo breve o un texto de
acompañamiento en las crónicas sobre Ca-
taluña. Pero esas escenas fugaces se que-
dan en la retina como un fogonazo de foto
antigua, porque sus protagonistas apelan al
coraje y a la decencia en medio del encana-
llamiento de unos y la cobardía de otros.
Pienso por ejemplo en Julia Moreno, mi-
crófono en mano, entre unas decenas de es-
tudiantes que desafían en Barcelona la
huelga soberanista. Tiene 21 años y presi-
de S’ha acabat!, una asociación que hace
frente al secuestro de las universidades por
parte de los totalitarios.
O en María José Figueras, rectora de la
Rovira i Virgili, de Tarragona, intentando
dialogar con los encapuchados que la
obligan a cerrar el recinto y que, como su-
cedáneos mamarrachos de Millán Astray,
le dicen eso de «no se ampare en las le-
yes, no sirven de nada».
O en Paula, vecina del Paseo de Gracia,
que en un memorable desahogo ante los
micrófonos de Ana Rosa imparte una lec-

ción de historia: el nacionalismo como
ideología perversa que lleva 40 años crean-
do fronteras con el apoyo de una izquierda
que enterró sus principios.
O en Cayetana Álvarez de Toledo, que
planta cara a unos estibadores en la plaza
Sant Jaume. Ella repite «ley, democracia, li-
bertad». Y la turba vocifera: «Guarra», «zo-
rra», «puta», «vuélvete a Argentina»... Por
cierto, según El País, Cayetana «se enzar-

zó» con los estibadores, que la llamaron
«chula». El diario de Prisa ha remedado el
chiste del culo y el búho de Eugenio: puta,
he dicho puta. Les faltó añadir que se lo
buscó por ir provocando. Para La Vanguar-
dia, Álvarez de Toledo y los estibadores ha-
bían tenido «sus más y sus menos». Tanto
eufemismo miserable resulta conmovedor.

Todas estas mujeres, como Inés Arri-
madas o Maite Pagaza, hacen pedagogía
frente a la barbarie. Pero no es una cues-
tión de feminismo. En el otro lado tene-
mos a Meritxell Budó, portavoz del Go-
bierno catalán, que justifica lo injustifica-
ble con un discurso viscoso y lastimero.
O a Ada Colau, que retiene a la Guardia
Urbana mientras arde su ciudad y luego
pide paz, como una Gandhi que ha aban-

donado la dieta crudivegana.
En estos tiempos de enmascarados y de
equidistantes, de «ensoñaciones» y ciuda-
danos ilusos, de repente alguien habla cla-
ro, en medio del fragor, a cara descubierta.
Que se nos quede grabado como un gesto
heroico dice mucho de la indefensión en la
que nos encontramos.

SUJÉTAME EL VERMÚ


MAITE
RICO

Pedagogía frente


a la barbarie

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