El Mundo - 21.10.2019

(Steven Felgate) #1

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Seis días de sabotajes –después de sa-
quear comercios, bancos, parar autovías,
estaciones y de llevar al universo la ima-
gen de Barcelona convertida en una ho-
guera– han desplazado las elecciones de
la primera plana. Las encuestas, en las
que nadie cree pero que todo el mundo
sigue, indican que el PSOE retrocede, Vox se reanima y el
PP se acerca a los 100 diputados. Como ha escrito Carlos
Sánchez, el oportunismo de Pedro Sánchez ha triunfado so-
bre la sensatez política: prefirió que Cataluña condicionara
el voto, pensó presentarse como solución, en el centro y con
los huesos de Franco al hombro, cuando el sistema estuvie-
ra patas arriba. Y ya está.
El empleo de la fuerza por parte del PSOE le daría votos en
toda España, pero no al PSC, que es esencial para que gane
Sánchez. Preguntan los otros partidos que por qué se escon-
de el presidente del Gobierno. Le acusan de mantener en la
Generalitat a Quim Torra, al que consideran jefe de los co-


mandos de la guerrilla urbana separatista. «¿Dónde está el
Gobierno, dónde está el Estado?», se pregunta Albert Rivera.
Un destacado dirigente del PSOE contesta: «Hay momen-
tos en los que los liderazgos superan en importancia al pro-
yecto colectivo. Ha llegado el momento de la criba que la po-
lítica española se ha autoaplicado desde aquellas europeas de
2014 y aquellas sentadas del 15-M. De la cernida sólo ha re-
sistido una figura pública capaz de ofrecer lo que la sociedad
ahora demanda mayoritariamente: seguridad y expectativa
de solución en Cataluña. Pedro Sánchez es el único que ofre-
ce seguridad y expectativas de una mayoría social que el país
necesita». Y yo le pregunto: «¿Y si Cataluña se os va de las

manos?». Ellos piensan que la solución no
está en la fuerza, sino en el pacto. Pero he-
mos visto cómo han seducido los separa-
tistas a millones de catalanes como se se-
duce a los seres irracionales.
Los socialistas de Madrid insisten en
que la independencia de Cataluña es im-
posible, pero los separatistas parecen dispuestos a llegar a
la desconexión sin plebiscito, sin plazos, sin conversaciones.
Gritan «Independencia ya» y «Ni un paso atrás». Decían que
eran gente de paz y están quemado Barcelona. Los radica-
les llamaron «botifler» a Gabriel Rufián en el Arco del
Triunfo, porque se había pronunciado contra la vía de la po-
rra. ERC y los sicarios de Puigdemont y de Torra están a
matar, y los CDR echaron a Rufián de la manifestación.
El esperpéntico conflicto de identidades, de himnos y
banderas, gobernado por gentuza, como pensó Juan Mar-
sé, está degenerando en un ruptura entre los separatistas.
Los otros partidos no saben qué decir en medio del caos.

Pregunta.– Jordi Cruz ya lo avisó en una
entrevista en este periódico: ‘La gente va a
flipar con Tamara Falcó’.
Respuesta.– Todos los concursantes hemos
sido una revelación. Pero, bueno, ésa es la opi-
nión de Jordi. Yo a mí sí que me conocía.
P.– Su madre no daba un duro por usted y le
dijo que la iban a echar a la primera, ¿no?
R.– A la primera, no [ríe]. Tampoco especifi-
có. Mi madre me pica bastante a menudo.
P.– Pensaba que MasterChef estaba trucado
y que le ayudaban a preparar el guiso.
R.– Yo pensaba que te hacían el plato.
P.– Y usted sólo daba el retoque final, ¿no?
R.– Sí, que yo presentaba y decía: ‘Mira, esta
tarta la he hecho yo’. Pero no ha sido el caso.
P.– ¿Cuál ha sido su mayor desastre culinario?
R.– He tenido varios. El espárrago ése que no
pelé dio a conocer mi nivel.
P.– Ha relatado que le gustan los hombres
con uniforme. ¿Jordi Cruz con la chaqueti-
lla de chef, en particular?
R.– ¡Madre mía con la preguntita! A ver, Jor-


di es un tío superatractivo. Los hombres, con
uniforme están muy favorecidos. Después de
estar en la cocina, el respeto que tengo por
esa chaquetilla de chef es mayor que el que
tenía antes. Pero, además, en el caso de Jor-
di, es que es un chico guapísimo.
P.– ¿Se siente identificada con esa imagen
frívola que sale en la prensa del corazón?
R.– Tengo un lado muy frívolo. En determina-
das dosis, la frivolidad te ayuda a sobrellevar
la intensidad de la vida.
P.– Mucha gente se ha burlado de sus ‘feno-
menales’ y su forma de hablar. ¿Le molesta?
R.– No. Publicaron un vídeo de MasterChef y,
cuando me vi, me entró un ataque de risa. Es
que a veces me sorprendo de lo pija que soy.
O sea, es como si me llamara Borjamari.
P.– ¿Es difícil ser creyente en estos tiempos?
R.– Creo que era más complicado cuando los
echaban a los leones [ríe].
P.– ¿Se planteó llegar a ser monja?
R.– Sí, claro que me lo planteé yo, pero Jesu-
cristo, no. Yo lo estuve buscando muy atenta-
mente, pero no llegó.
P.– ¿Qué es mejor: salir en el Hola o trabajar?
R.– Es que salir en la revista Hola es un traba-
jo. La gente lo ve como que nos ponemos de-
lante del árbol de Navidad y ya está. Detrás
está el trabajo de un montón de gente. Tienes
que cerrar los contratos, el peinado, la maqui-
lladora, el fotógrafo... Organizar un reportaje
no es tan sencillo y me gustaría ver hacerlo a
toda la gente que lo critica.

P.– Ahora es diseñadora, ¿aspira a conver-
tirse en la nueva Victoria Beckham?
R.– Ha tenido un ascenso estelar, pero tengo
mis reparos en torno a ella.
P.– ¿La ha conocido en persona?
R.– Sí, vino aquí, a cenar a casa.
P.– Y no le ha caído bien, por lo que parece.
R.– No me siento identificada con ella.
P.– ¿Vestiría a Manuela Carmena?
R.– A mí, Manuela Carmena me parece una
señora estupenda. En sus políticas puedo es-
tar más o menos de acuerdo. A todos nos mo-
lesta no poder llegar en coche a la almendra
central, pero es más molesto un enfisema.
P.– Dígame la verdad: ¿cómo es Isabel
Preysler recién levantada de la cama?
R.– Guapísima. Mi mami tiene un halo.
P.– Su casa está repleta de libros. ¿De quién

son: de Boyer o de Vargas Llosa?
R.– La biblioteca era de tío Miguel. Ahora Ma-
rio la ha rellenado con libros suyos.
P.– ¿Lee a Vargas Llosa?
R.– Me hace mucha ilusión que se publique
Tiempos recios, el libro de Mario, porque he
visto el proceso creativo desde el principio.

LA ENTREVISTA FINAL


TAMARA FALCÓ. Madrid, 1981. Nadie confiaba en ella, pero la hija de Isabel
Preysler y Carlos Falcó se ha convertido en la revelación de ‘MasterChef Celebrity’. Se
ha ganado el favor del público por su naturalidad y su calma en los momentos difíciles.

Torra, Sánchez,


la guerrilla


EL RUIDO DE LA CALLE


RAÚL DEL POZO


«Salir en la


revista ‘Hola’


es un trabajo»


JESÚS ISNARD

CONFESÓ QUE LAS RECETAS
DE SU LIBRO DE ‘CUPCAKES’
NO ERAN SUYAS. Una agente
con la que colaboraba me
dijo que iba a posar con unos ‘cupcakes’. Más
tarde, me encontré con las recetas de Tamara y
la volví a llamar porque a mí no me gusta
mentir. Aborrezco la mentira. Un sacerdote me
dijo: ‘Eso de la mentira piadosa no existe’.

LA ÚLTIMA


PREGUNTA


ANA DEL BARRIO


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