P A P E L
EL MUNDO. LUNES 14 DE OCTUBRE DE 2019 HOJA Nº 29
A R T E
La obra ‘Bosques cerca de Oele’ (1908) de Piet Mondrian.
mayor coleccionista de
mondrianes. Salomon
Bernard Slijper se ocultó de
los nazis en una granja con
la obra de su amigo tachada
de arte degenerado. A su
muerte, en 1971, donó sus
180 cuadros al museo
municipal de La Haya
(Holanda).
En el Museo Marmottan
de París, lejos de los
circuitos turísticos y cerca
de la sede de la OCDE,
entre otros tesoros, está
Impresión, amanecer la tela
de Monet que dió nombre al
impresionismo y que el hijo
del pintor dejó en herencia
al museo, junto con un
centenar de cuadros de su
padre.
Piet Mondrian quiso ser
artista contra la voluntad de
su padre, un protestante
austero que no veía en ello
un porvenir para su hijo.
El joven Mondrian
desembarca a los 20 años en
Amsterdam. En la
Academia Real el menú
formativo consiste en pintar
paisajes, naturalezas
muertas y copiar de los
maestros. Cuadros
sombríos, cielos brumosos,
árboles inquetantes.
Ha sabido del
impresionismo. Y descubre
el color. Estamos en 1907.
Molino en el crepúsculo es
un cuadro horizontal, con el
motivo desplazado y el
horizonte y el suelo
formando planos
horizontales a base de color.
Hay otros dos molinos
más de Mondrian en el
Marmottan. Uno fauve de
1908 (Molino en la claridad
del sol) en el que el edificio
está impreciso e incompleto.
Radiación solar, el tercero
de 1911 reducido a lo
básico: un fondo azul y el
motivo en rojo.
Mondrian, que no se
instalará en París hasta
1912, ha sabido del cubismo
por las reseñas de las
exposiciones. Pero no ha
visto las obras. E interpreta
la novedad a su manera. Sus
obras siguen siendo
figurativas pero las formas
se simplifican y sus colores
siguen siendo vivos.
Esta búsqueda artística va
pareja a la espiritual. 1909.
Vacía su taller, pinta todas
sus paredes de blanco y el
suelo de negro. El mismo
año se adhiere a la sociedad
teosófica. Fundada en
Nueva York en 1875, su
fundamento es la certeza de
que superponer y comparar
las verdades de las
religiones y de la ciencia
permite acceder al orden
secreto del universo.
La pureza de colores de
ese tercer molino de 1911,
sintetizado en sus líneas
esenciales, da fe de ello. Y
anticipa los cuadraditos.
«Mondrian busca desnudar
la pintura para encontrar la
verdad» sintetiza Marianne
Mathieu, directora científica
del Museo y comisaria de la
exposición.
El Mondrian teósofo
llama la atención. Se deja
crecer la barba, lleva un
collar de perlas, camisas
amplias. Alguien de su
entorno deja escrito: «Ahí
En 1982 Mondrian
llegó a Amsterdam
una ciudad enmarca-
da por el impresionis-
mo. Su formación
consistió en pintar
paisajes y naturalezas
muertas. En París se
encontró con el
cubismo que interpre-
tó a su manera. Su
estilo abstracto se
definió a partir de sus
estudios espirituales
y filosóficos.
DEL IMPRESIO-
NISMO A LO
ABSTRACTO
Paisaje durante la tormenta. Una exposi-
ción reúne la obra del pintor holandés
anterior a la abstracción, su búsqueda
espiritual y su relación con el hijo de un
vendedor de diamantes que fue su mecenas
MONDRIAN
ANTES DE LOS
CUADRADITOS
POR IÑAKI
GIL PARÍS
está el mono de Mondrian,
en la postura de Buda,
plantado en mitad de la
playa». La verdad es que sus
autoretratos del momento
dan un poco de miedo con
sus ojos encendidos
mirando al espectador.
A finales de julio de 1914,
Mondrian vuelve a Holanda.
Se hospeda en casa de
campo de Katinka
Hannaart, cantante y actriz
que lo conoce de
Amsterdam. Estalla la
Primera Guerra Mundial.
Mondrian, sin un duro, paga
el hospedaje en cuadros.
Estamos en Laren, a unos
30 km de Amsterdam. Por
allí ha pasado, mientras
aprendía a conducir, un
joven de unos 30 años,
Salomon Bernard Slijper, el
hijo de un negociante de
diamantes que compra a la
hostelera Composición
número IV. Y se hace amigo
del autor. Slijper posee ya 10
mondrian en 1916. Al año
siguiente le encarga tres
molinos. Y pese a que no le
gusta la abstracción, en
1919 le compra dos telas
que nadie quiere. Mondrian
fija el precio en lo que hoy
serían 100 euros por cuadro
porque quiere dinero
constante y rápido para
volver a París. Desilusión.
La Guerra ha cambiado el
gusto artístico. Mondrian se
queda aislado y afina el
neoplasticismo.
Tras pasar la Guerra
Mundial Mondrian no
volverá a Holanda.
Instalado en Montparnasse,
atraerá progresivamente el
interés de los grandes
coleccionistas. Entre ellos el
de Alfred Barr, fundador del
MOmA de Nueva York.
e
Cierre los ojos. Diga
Mondrian. Seguro que está
usted viendo (y si no, para
eso está Google) sus
cuadraditos. Pinturas
donde una retícula negra
divide la tela en
rectángulos de colores
puros, rojos, amarillos,
azules, negros. Antes del
neoplasticismo, hubo otro
Mondrian. Pintor de
paisajes, fauve y cubista.
De eso va esta exposición
y de su relación con el hijo
de un vendedor de
diamantes que fue su
mecenas y se convirtió en el