EL MUNDO. LUNES 14 DE OCTUBRE DE 2019
52
TOROS
i
de luces y nadie sabía por dónde.
Uno de los cuchillazos rozó el cue-
llo... Cuando lo soltó, una laguna de
sangre empezó a extenderse por la
arena. Salía por debajo del torero
de plata que yacía inmóvil. No ati-
naban sus compañeros a asirlo. Pon-
ce se agarró la cara, se tapó los ojos.
La plaza palideció. Corrieron a la
enfermería. A Mariano de la Viña se
le había parado el corazón.
La imagen de Miguel Ángel Pere-
ra barriendo el charco sanguinolen-
to para continuar la lidia desprendió
una dureza inhóspita, demoledora.
Nadie se acordará ya de sus natura-
les. Las fotografías saltaban ya por
las redes como exámenes médicos.
Como las palabras de quienes habían
trasladado el cuerpo inerte. El mata-
dor de toros aragonés Alberto Álva-
rez contaba que había metido el pu-
ño en el muslo, cerca del temido trián-
gulo de Scarpa, para taponar la he-
morragía que dejaba regueros. Una
imagen desvelaba una cornada en la
zona lumbar. Carlos Zuñiga, empre-
sario de La Misericordia, avisaba de
ella a los médicos. Quienes locos por
estabilizar a Mariano de la Viña no
la habían localizado aún.
Mientras la guerra seguía fuera,
en el ruedo. Vietman. Un sobrero tam-
bién de Montalvo, el último de la tar-
de, desarma a Perera y lo persigue
hasta darle caza. Otra alimaña man-
sa. Como Sigiloso lo era. La cuadri-
lla de Miguel Ángel pasó un quina-
rio para prender las banderillas, un
infierno entre oleadas. A Ponce, co-
mo director de lidia, le quedaba la úl-
tima papeleta envenenada. ¿De qué
están hechas las mentes de estos tí-
os para sobreponerse a tanta dure-
za? Por abajo, sobre las piernas, y to-
davía increíblemente firme. Le gen-
te sólo quería el final. Ni habían per-
mitido tocar a la banda la jota del sex-
to toro. La espada eternizó aquello
ante las dificultades. Había que ir a
la enfermería ya. A Juli la suerte tam-
bién se le negó. Pero a su banderille-
ro Soler se le aparició la Vírgen del
Pilar. Que todos esperábamos a la
puerta de la enfermería. Cerca de las
21.00 de la noche el aullido de la am-
bulancia anunciaba el traslado de Pe-
rera y Mariano de la Viña al hospi-
tal... Para seguir operando.
«Mariano ha entrado muerto»
FERIA DEL PILAR. Pavorosa cogida de Mariano de la Viña, en estado muy grave; el banderillero
de confianza de Enrique Ponce entró en parada cardiorrespiratoria en la enfermería
ZABALA DE LA SERNA ZARAGOZA
«Ha entrado muerto...». Las lagri-
mas asomaban por los ojos de En-
rique Ponce. Y las palabras se en-
trecortaban en su boca. Ponce sa-
lía de la enfermería sudoroso, sin
chaquetilla, entre la consternación
del resto de la cuadrilla y los demás
compañeros. Que se arremolinaban
a la espera de noticias. Dentro del
quirófano, el equipo del Doctor Val
Carreres acababa de conseguir lo
imposible: estabilizar a Mariano de
la Viña, recuperarlo de la muerte,
sacarlo adelante. Una hora después
de la pavorosa cogida todavía an-
dábamos en esas, sin operar, en una
lucha contra los paros cardiacos.
De la Viña, toda una vida al lado del
maestro de Chiva, se moría en la úl-
tima cornada de la temporada.
«Ha entrado muerto, muerto, muer-
to...», repetía Enrique en bucle en
presencia de El Juli. «Vámonos a dar
una ducha y ahorita volvemos», le
dijo alguien. Puede que Jocho, Pa-
dilla o su mozo de espadas. En otra
sala de la enfermería, Perera espe-
raba, también herido, consciente, de
pronóstico menor. La corrida de Mon-
talvo, tan mansa y deslucida, fue por
momentos Vietnam.
Había una calma chicha, un calor
húmedo, cuando saltó al ruedo Si-
giloso, fuerte, encampanado, huido,
con sus 544 kilos a cuestas. Maria-
no de la Viña quiso pararlo, cortar-
le el paso... Y el toro lo atropelló con
una violencia salvaje. El choque con-
tra el pecho dejó K.O. a De la Viña,
inerte, a merced. A la brutalidad del
impacto siguió un bombardeó de de-
rrotes. Giraba el cuerpo como un
molinillo sobre los pitones. Que se
hundían una otra vez en el vestido
GONZALO I. BIENVENIDA MADRID
El cirujano jefe de la plaza de to-
ros de Las Ventas, Máximo Gar-
cía Padrós, ha explicado a EL
MUNDO la última hora del es-
tado de salud de Gonzalo Caba-
llero: «El torero se encuentra en
la UCI, sedado y entubado. Fue-
ron muchas horas de interven-
ción, primero nosotros estuvi-
mos cerca de dos horas y des-
pués, en el hospital, fueron más
de tres horas. Perdió muchísi-
ma sangre, pero se le fue repo-
niendo continuamente. Por ese
motivo se le mantendrá en la
UCI hasta que el equipo del hos-
pital considere».
Como explica el médico, de
madrugada tuvo que ser de nue-
vo intervenido. Acerca de esta
segunda intervención, practica-
da por el equipo cardiovascular
del hospital, aseguró que, «la
cornada ha dado más compli-
caciones de las que en un pri-
mer momento esperamos. El
golpe provocó que la arteria fe-
moral se trombosara por eso tu-
vieron que operarle de nuevo el
equipo de cirujanos cardiovas-
culares en el hospital San Fran-
cisco de Asís. Se le practicó un
bypass en la arteria y se le pu-
so un parche en la vena. En la
enfermería lo primero que hici-
mos fue atender la hemorragia
que era una barbaridad, ya que
tenía rota la vena tanto la pro-
funda como la superficial. Fue
muy laborioso».
Los daños en la arteria se pro-
vocaron en el mismo momento
de la cornada. «Con el golpe se
rompió la parte íntima de la arte-
ria femoral. Tenía riego, pero a las
cuatro horas se creó un trombo
al coagularse la sangre. La rotu-
ra provocó que se acumulara la
sangre y que a las tres horas ca-
reciera de pulso. Por lo tanto, ya
en el hospital, se abrió de nuevo
para hacerle el by pass y la repo-
sición pertinente».
La urgencia en la plaza de to-
ros fue vital. «Nuestro objetivo
fue sacarle vivo de la enfermería
como fuera, estaba perdiendo mu-
cha sangre y tuvimos que actuar
muy rápido. Hay que esperar pa-
ra determinar si el nervio le dará
problemas, aún es pronto».
Con respecto a la preocupa-
ción por el riñón de Gonzalo Ca-
ballero, Máximo Garcia Padrós
ha explicado que, «hay que te-
ner en cuenta que perdió mucha
sangre y se repuso con seis bol-
sas de sangre además de plas-
ma. Todo ello puede provocar
infecciones y problemas rena-
les, por eso hay que prestarle es-
pecial atención».
Caballero
necesitó
seis bolsas
de sangre
MONTALVO / Enrique Ponce, El
Juli y Miguel Ángel Perera.
Plaza de La Misericordia. Domingo, 13
de octubre de 2019. Última de feria. Lle-
no. Toros de Montalvo, incluido el sobre-
ro (6º bis), un cinqueño (2º), de diferen-
tes hechuras; descastados y deslucidos
en conjunto; muy complicado el manso
4º; peligroso también el 6º.
Enrique Ponce, de gris plomo y oro.
Dos pinchazos, estocada corta, atrave-
sada y rinconera y 12 descabellos. Avi-
so (silencio). En el cuarto, media esto-
cada y dos descabellos (aplausos). En
el sexto, tres pinchazos, estocada casi
entera y cuatro descabellos (silencio).
El Juli, de negro y oro. Estocada de
travesía contraria (silencio). En el
quinto, dos pinchazos y pinchazo
hondo casi media estocada y dos des-
cabello (saludos).
Miguel Ángel Perera, de canela y oro.
Estocada (saludos). Herido.
La histórica
dureza del Pilar
Secuencia de la dramática cogida de Mariano de la Viña. JAVIER CABALLERO / CULTORO
Un 13 de octubre de 1987
Ortega Cano sufrió la
cornada más grave de su
carrera en Zaragoza. Ayer se
cumplía el aniversario. Un
toro de Baltasar Ibán le
destrozó el abdomen, la
pleura y el diafragma. Las
manos del doctor Val
Carreres obraron su milagro,
aunque los méritos fueran
para el capotillo de la Virgen
del Pilar. En 1977, Palomo
Linares también estuvo a
punto de perder la vida en
esta plaza. Pero lo que todo
el mundo recuerda es el
horror de la cornada de Juan
José Padilla en 2011, cuando
un toro de Ana Romero le
destrozó la cara y le sacó el
ojo izquierdo.