Historia Spain - 09.2019

(Sean Pound) #1

Estas fotografías en blanco y negro vienen a
recapitular nuestra educación sentimental.
Cuando vemos una película de época, nos
sorprenden dos cosas: que no hubiera
móviles (y la gente viviera tan a gusto
sin ellos) y la ligereza con que se cogían
los aviones. Todavía a finales de los años
sesenta, los controles de documentación
brillaban por su ausencia y la inspección de
seguridad era tan laxa, que los secuestros
aéreos no impresionaban a nadie (salvo a los
pasajeros que los sufrían). De acuerdo con
Brendan I. Koerner, solo en 1969 hubo 40
intentos de secuestro en Estados Unidos,
prácticamente uno a la semana. Para evitar
males mayores, los distintos gobiernos
empezaron a tomar medidas y la psicosis
del 11-S, natural ante el alcance de aquella
salvajada, hizo el resto en el siglo XXI.


Las imágenes de estas páginas nos
trasladan a la épica de los pioneros. En 1970,
Iberia incorporó a su flota el Boeing B-747
Jumbo. El 22 de octubre de aquel año, el
primero de esos modelos, llamado Cervantes,
aterrizó con éxito en Barajas (en la página
opuesta, abajo), un mes antes de que el Lope
de Vega y el Calderón de la Barca le siguieran
los pasos, o las alas (foto: colección Boeing).
Mucho había llovido desde 1922,
cuando Jorge Loring creó la primera línea
comercial española, la CETA, absorbida por
CLASSA, Concesionaria de Líneas Aéreas
Subvencionadas, S.A., en 1929 (foto en la otra
página, arriba: col. Cecilio Yusta). Imagínese,
lector, la incomodidad de los pasajeros entre
tanto bulto, tal como aclara el catálogo de la
exposición ¡Volar! Cien años en el cielo: “Los
primeros pasajeros vuelan compartiendo
el exiguo espacio de las sacas de correo en
aviones, la mayoría de ellos supervivientes de
la Gran Guerra apenas transformados”.
Y compárense, para completar este
relato, las imágenes de esta misma página.
A la izquierda, el interior del Lockheed
L-1049C Super Constellation de Iberia, que
surcó los cielos de España entre 1954 y
1966 (foto: colección Lockheed Martin),
y, arriba, la cabina de pasajeros de un
Rohrbach Roland de Iberia, que prestó
servicio entre 1927 y 1929 (foto: colección
Museo de Aeropuertos, Navegación y
Transporte Aéreo de Málaga).
¡Treinta años dan para mucho!
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