Historia Spain - 09.2019

(Sean Pound) #1

LA TUMBA DE NAPOLEÓN


En la ciudad de la luz todo recuerda a Napoleón. De todos
los ilustres que han hecho grande esta ciudad, sin lugar a dudas el más ilustre
de todos es Napoleón.
Su tumba está ahí, en Los Inválidos, uno de los lugares más visitados de la
capital gala. De allí salieron 32.000 armas y gran parte del contingente que
protagonizó la Toma de la Bastilla, uno de los acontecimientos que marcó el
comienzo de la revolución de 1789.

var una vida más honrada como comerciante de telas,
es descubierto y detenido por la policía, y llevado ante
el prefecto de París, el venal Henry. Todavía será capaz
de demostrar una vez más su habilidad para la fuga,
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delito y el continuo peligro, se ofrece como perseguidor
de maleantes –los mismos a los que conoce bien de sus
anteriores fechorías–, a cambio de conseguir el indulto.
Aunque no muy convencido, Henry acepta. Vidocq
recluta a cuatro o cinco hombres casi tan peligrosos
como él, y la cárcel parisina comienza a llenarse de
criminales, que caen como moscas –algunos, también,
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los nuevos garantes del orden. Que provoca el pánico
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INFLUENCIA EN VÍCTOR HUGO
Naturalmente, los peligros se multiplican. Y también
aparece el drama, el dolor y la conspiración. La pe-
lícula se convierte, así, en un “thriller” cada vez más
negro y más complejo, plasmado en un estilo expre-
sionista, que no busca tanto el ritmo narrativo como la
intensidad de la imagen: calles oscuras inundadas por
la lluvia, personajes huidizos, coreografías secas y sin
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ces y vacíos culpables. Y una esforzada interpretación
del estupendo Vincent Cassel, con otros grandes del
cine francés como Patrick Chesnais y Fabrice Luchini.
Toda una escenografía presidida por la culpa y el
peligro. En algunos momentos, El emperador de París
recuerda, en su tono y sus personajes, a Los miserables.
Nada que objetar, sobre todo sabiendo que Victor Hugo
se inspiró, para su novela, en la vida y circunstancias del
propio Vidocq. Es lástima, en ese sentido, que la película
de Jean-François Richet se detenga –por razones de me-
traje, obviamente– en el momento en que el ministro “de
la policía” –como se llamaba entonces– Joseph Fouché
ofrece a Vidocq la jefatura de París. La ciudad se va trans-
formando, amanece una nueva época y solamente po-
demos intuir el futuro del que fue llamado “emperador
de París”, convertido en experto investigador, creador de
la Sûreté francesa y la criminología moderna, fundador
más tarde de una agencia de detectives y, ya retirado de
la profesión, impresor y escritor.


EL EMPERADOR DE PARÍS
Director: Jean-François Richet.
Producción: Eric y Nicolas Altmayer.
Guion: Éric Besnard, Jean-François Richet.
Intérpretes: Vincent Cassel, Patrick Chesnais, Olga Kurylenko.

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Una vida de aventuras, primero fuera –muy fuera–
de la ley y después dentro, como uno de sus brazos
fuertes. El emperador de París recoge esos años con-
vulsos, esa transición y ese renacer de un hombre en
una ciudad y una sociedad nuevas también.
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