El Mundo - 21.08.2019

(ff) #1

ELPMUNDO.es


Precio: 1,70 G.
Teléfono de atención
al cliente: 91 050 16 29.

IRENE HDEZ. VELASCO LASARTE-ORIA
Pregunta.– ¿Usted es cocinero o
chef?
Respuesta.– Cocinero. Chef es una
palabra de otro idioma. En mi país
se dice cocinero y eso es lo que soy.
Si fuera francés sería chef.
P.– ¿Y no habría que inventar una
palabra para designar lo que ha-
ce usted?
R.– Ser un buen cocinero me pa-
rece increíble, un buen cocinero
es un transportista de felicidad.
Así que no, no echo en falta otra
palabra, la de cocinero me va
muy bien. El oficio de cocinar me
chifla, y ser un buen cocinero es
la hostia.
P.– ¿La cocina es un arte?
R.– Para mí es un arte de toda la
vida. Un arte que se come, que se
bebe, que se mira, que se huele,
un arte que se disfruta... Hay arte
que se cuelga en la pared y arte
que se come. Hay arte que dura
para siempre, como un cuadro, y
arte como el nuestro que, si es la
hostia, se queda grabado de por


vida en el tilín del paladar y del
corazón.
P.– ¿Usted, como algunos vinos,
es mejor cada año?
R.– Yo cada día intento ser mejor
en todo. Es un tipo de raza, de su-
peración, de inconformismo que
se tiene o no se tiene. Yo intenté
ser buen nieto, buen hijo, intento
ser buen padre, buen marido,
buen cocinero, buen maestro de
mis alumnos y alumnas...
P.– Tiene usted más estrellas Mi-
chelin que ningún otro cocinero
español. ¿Qué se siente?
R.– Cada estrella Michelin que
consigo es tocar con las yemas de
los dedos el cielo vestido de coci-
nero. Desde la primera que me
dieron hasta la última, todas me
han hecho vivir un sueño.
P.– ¿La guía Michelin es la biblia
de la cocina?
R.– No, es más que la biblia. Mi-
chelin es ciento veintitantos años
de prestigio ganado a base de go-
ta y sudor para hacer la única e
irrepetible guía.

P.– Pues si Michelin es más que la
biblia, entonces usted es dios...
R.– Nooooo. Yo sólo soy una per-
sona supertrabajadora, superpro-
fesional y noble que nunca escati-
ma una gota de esfuerzo. Y si he
tenido que dejarme las pestañas y
dejar sangre en el camino, lo he
hecho. He hecho muchos sacrifi-
cios, sacrificios que la gente no se
puede ni imaginar. Pero esos sa-
crificios me han llevado a disfru-
tar de un modo que no puedo ni
contar.
P.– Si algún día le quitaran una
estrella Michelin, ¿se le hundiría
el mundo?
R.– No. Sería el mayor disgusto de
mi vida, eso sí. Pero estoy seguro

de que si me la quitaran sería me-
recido, por no estar a la altura de
la excelencia que ellos buscan. Pe-
ro intentaré con todas mis fuerzas
y con las de mis equipazos, no só-
lo mantenerlas, sino tener más. Es
lo que llevo en la raza.
P.– Algunos chefs son muy estre-
llas, ¿necesitan una cura de hu-
mildad?
R.– Todos estamos aquí de paso,
no entiendo al que se le sube a la
cabeza. Cuantas más manzanas
tiene un manzano, más agarrado a
la tierra tiene que estar. Si no, el
primer viento que viene lo tumba.
Cuantas más cosas consigues en
la vida, más ejemplo tienes que
ser para los demás.
P.– Muchos empresarios y ejecuti-
vos cocinan el fin de semana para
relajarse. Por esa regla de tres,
¿usted hace cuentas y balances
para relajarse?
R.– No. A mí lo que me relaja un
montón es andar. Y me maravilla
andar por San Sebastián.
P.– ¿Cuál es la receta de un buen
Berasategui?
R.– La receta de Berasategui es te-
ner mucho garrote. Garrote es
fuerza, ver la botella medio llena,
no tener miedo ni vergüenza ni pe-
reza para hacer las cosas. Es cora-
je, es actitud, es no arrugarte con
nada, es hacer que todos los que te
rodean sean importantes.
P.– ¿España es un país con garrote?
R.– España es un país demasiado
tierno. Cualquier cosa nos asusta y
hay que dejarse de chorradas. El día
que uno tenga gripe ya irá a la far-
macia, pero antes hay que disfrutar
del día, del trabajo, de tu familia...
Ocuparse, pero no preocuparse. Pe-
ro nacer en este país es un privilegio.

P.– Usted ya ha entrado en la his-
toria de la gastronomía. ¿Cómo le
gustaría ser recordado?
R.– Como un tío superauténtico y
generoso. Como el tío más autén-
tico y con más garrote de la coci-
na española.
P.– De una ópera de Wagner no se
atreve a opinar cualquiera; de Gue-
rra y paz de León Tolstói no osa a
emitir un juicio todo el mundo. Pe-
ro de gastronomía opina cualquier
hijo de vecino...
R.– Estamos en un país democráti-
co, ¿por qué no van a opinar? A mí
me parece muy bien que la gente
opine. Lo triste sería que no lo hi-
cieran. Yo me divierto mucho al oír
a los comensales hablar y opinar
de lo que hacemos.
P.– ¿Tiene clientes que se echan a
llorar de emoción ante sus platos?
R.– Sí, muchos. Y he tenido dos
clientes enfermos que han venido
a despedirse de la vida con sus
amigos a este restaurante. Eso
me emociona, no hay palabras
para explicarlo.
P.– ¿Ha visto la que le han liado los
animalistas a Dabiz Muñoz por
colgar en Instagram la foto de un
cochinillo asado?
R.– Dabiz Muñoz es un cocinero
único, un profesional del copón y
un chaval de la hostia. ¿Te la lían
porque cocinas un cochinillo? Y
las lechugas también están vivas,
y el tomate, y al respirar le estás
quitando el aire a otro. Vamos, no
me jodas, venga ya... Hay un
montón de gilipollez. Más les val-
dría a muchos hacer en su profe-
sión lo que ha hecho Dabiz Mu-
ñoz en la suya.
P.– Beethoven se quedó sordo, pe-
ro aun así seguía componiendo.
¿Si usted perdiera el paladar po-
dría seguir cocinando?
R.– Joder... No quiero ni imaginar-
me lo que sería para mí perder el
paladar, porque es lo mejor que
tengo. No, de verdad, no me lo
quiero ni imaginar.
P.– ¿Hay sabores que es imposible
combinar?
R.– Todo está abierto a la experi-
mentación, por supuesto, pero
para mí hay cosas que es imposi-
ble mezclar.
P.– Dígame alguna mezcla estable-
cida que considere aberrante...
R.– El melón con jamón. No pega
ni con cola. Y porque se haya co-
mido toda la vida no quiere decir
que sea una buena combinación.
Y otra mezcla que no me gusta es
la de las alcachofas y el champán.
También la gente suele tomar vino
blanco con el pescado, pero para
mí hay muchos pescados que pi-
den tinto. Y al revés: quién iba a
decir que el kiwi un poco verde
iba a ir bien con una ostra, y le va
superbien.
P.– Usted ha creado infinidad de
platos excelentes. Pero, ¿cuántos
considera que son la bomba, la
bomba nuclear?
R.– Deben de andar por las mil
recetas. He creado muchísimos
más platos, pero de bomba nu-
clear, de alucinar en colores, se-
rán un millar.

«¡Se la lían a Dabiz
Muñoz por cocinar
un cochinillo! Hay un
montón de gilipollez»

ARABA PRESS

EN CAMISA DE ONCE VARAS. En breve cumplirá 60 años y lleva desde


los 15 años cocinando. De San Sebastián, es el español con más estrellas


Michelin: un total de 10. Comienza la mañana y ya está en la cocina de


su restaurante en Lasarte-Oria dirigiendo su cuidada coreografía


MARTÍN BERASATEGUI i COCINERO


«TOCO EL CIELO CON LOS DEDOS


CON CADA ESTRELLA MICHELIN»


Desde los 15 años entre
fogones, bien merece
un descanso. Al diez
veces estrella Michelin
no le importan las
críticas, pero le
aterroriza llegar a
perder el paladar.

MADRID: Avenida San Luis, 25. 28033.
Madrid. Tel.: 91 443 50 00.
Fax: 91 443 58 44.
© Unidad Editorial Información General,


Madrid 2019. Todos los derechos
reservados. Esta publicación no
puede ser -ni en todo ni en parte-
reproducida, distribuida, comunicada

públicamente, utilizada o registrada
a través de ningún soporte o mecanismo,
ni modificada o almacenada sin
la previa autorización escrita

de la sociedad editora. Conforme
a lo dispuesto en el artículo 32
de la Ley de Propiedad Intelectual,
queda expresamente prohibida

la reproducción de los contenidos de
esta publicación con fines
comerciales a través de recopilaciones
de artículos periodísticos.

Imprime: Bermont Impresión,
avda. Portugal, 4 CTC Coslada,
28821 Coslada (Madrid).
Dep. Legal: M-36233-1989
Free download pdf