ECOS 9/2019 SOCIED 29 AD
el administrador
contratado
, (etwa) angestellter
Hausverwalter
encargarse de
, sich kümmern um
la contabilidad
, Buchhaltung
surgir
, aufkommen, entstehen
la derrama,
la aportación extra
, außerordentliche
Abgabe
la cuota
, (hier) Beitrag; Gebühr
vigilar
, bewachen, (hier)
kontrollieren
acudir a
, hingehen zu
el ático
, Dachwohnung
echar de menos
, vermissen
enemistarse con
, verfeindet sein mit
dirá que ser presidente de su comunidad de vecinos.
La mayoría de los españoles son propietarios de la
casa donde viven, y tienen que asistir, al menos una
vez al año, a la famosa “reunión de la comunidad de
propietarios”. Cada comunidad tiene un presidente,
que cambia cada año por rotación (o por votación, si
hay voluntarios) entre los vecinos. Las más grandes
tienen además un administrador contratado, que se
encarga de la contabilidad y las reparaciones. Pero en
esas reuniones surgen interminables conflictos. Les
ponemos unos cuantos ejemplos, porque si tienen
amigos españoles, tienen que conocerlos: tarde o
temprano saldrán en la conversación.
- La basura: en España, la basura se recoge diaria-
mente. Hay que sacar los distintos cubos a la calle, y
los vecinos deben depositarla ahí en un horario. Son
eternas las discusiones sobre si los cubos están sucios
o limpios y si los vecinos bajan la basura a su hora. - Las derramas: sobre todo si los edificios son an-
tiguos, siempre hay algo que arreglar. Normalmente
las cuotas que se pagan mensualmente no son su-
ficientes, y viene la famosa “derrama”, es decir, una
aportación extra. Y entonces, nadie está de acuerdo
ni en la cantidad, ni en la empresa que va a hacer la
reparación, ni en nada de nada. - El portero: algunos edificios y urbanizaciones tie-
nen portero o conserje. Está en la portería del edificio
durante el horario laboral (en algunas urbanizaciones
24 horas) y vigila las entradas y salidas, y recoge los
mensajes y paquetes. Muchas veces, no todos están
de acuerdo con la manera como trabaja y surgen sus
problemas. - El “vecino raro”: en todas las comunidades hay un
vecino o una vecina que no es como los demás: que
tiene tres perros, toca el saxofón o baila flamenco. La
mitad de la reunión se dedica normalmente a criticar
a este vecino, que nunca acude a las reuniones, claro.
Y es ahí, en las reuniones, donde los vecinos entran
en contacto, y se oyen expresiones como “la señora
del quinto” (piso, se entiende), “el viudo del tercero”
o “el pesado del ático”. Estos encuentros no sirven
La mayoría de los
españoles son
propietarios de la
casa donde viven
y deben asistir a
las reuniones de la
comunidad de vecinos
Una de las series con más éxito
de la televisión española “¡La
que se avecina!” cuenta en tono
de comedia las aventuras de una
comunidad de vecinos
para hacer amigos, porque el ambiente
no es relajado.
En los lugares pequeños
En los lugares pequeños, la relación con
los vecinos es distinta. En los pueblos
todo el mundo se conoce, y es muy nor-
mal que los vecinos sean amigos e inclu-
so parientes. Es frecuente que si alguien
está enfermo los vecinos se enteren y
vayan a visitarle, y también es normal
que constantemente se hagan favores.
Especialmente las personas mayores se
encuentran mucho más acompañadas.
Es raro que en un pueblo se den esos ca-
sos terribles que se ven en las noticias, de
ancianos que mueren solos en sus casas
sin que nadie les eche de menos.
Pero también los pueblos tienen su
parte negativa. Si existe un enfado con
un vecino, es mucho más difícil evitar en-
contrarse con él. Y es fácil que las familias
de los pueblos entren en disputas, pues a
veces el presente se mezcla con el pasado.
Además, si un vecino discute conmigo, se
enemista también con mi madre, mi pa-
dre, mi hermano... y el resto de la familia.